SUR L’ADAMANT (On The Adamant) de Nicholas Philibert
Diez años después de que mostrará ‘La Casa de la Radio’ en la sección Panorama, uno de los grandes documentalistas en activo hoy en día vuelve a Berlín. Compite por el Oso de Oro con esta aproximación a un centro de día peculiar. El Adamant es una estructura flotante en el Sena que acoge a personas con problemas mentales. El equipo de cuidadores trata de evitar el deterioro y la deshumanización de sus pacientes a través de toda clase de actividades y juegos participativos.

Día a día, se abren los listones que sirven de persianas y se reinicia la actividad en la barcaza. Pacientes, personal sanitario y asistencial se reúnen en una mesa. Cuentan el dinero de la caja registradora del bar, deciden las actividades de las próximas semanas y reciben de vez en cuando a los nuevos. Día a día, el equipo de Philibert va ganándose la confianza de unos seres dañados.

Como acostumbra el veterano documentalista se acerca con mimo, con tacto a sus personajes, sin juzgarlos. Tal y como se hace en el curso de fotografía en el barco, a ratos los enfermos son los sujetos retratados, en otros los cuidadores, poniendo en el mismo plano a ambos grupos. Un documental amable que no me evita una cierta desazón moral. Como si en vez de sacar a la luz a esos enfermos que siempre hemos querido ocultar, estuviera abusando de su imagen.
LIMBO de Ivan Sen
Director aborigen australiano, Ivan Sen, causó sensación en la Berlinale de 2002 donde ganó el premio a mejor ópera prima con ‘Beneath Clouds’. Reconocido por su descripción de magníficos escenarios naturales, captura en blanco y negro la belleza de una zona de minas de ópalo en Australia para filmar un ‘true detective’ vindicativo pero casposo.

Simon Baker da vida al detective Travis Hurley que se aloja en el hotel gruta Limbo en una zona minera para investigar un caso de hace 20 años. El asesinato no resuelto de una chica aborigen. Para ello se entrevista con el hermanastro de la chica, Charlie (Rob Collins), un minero atormentando por la muerte de su hermana, con la hermanastra Emma (Natasha Wanganeen) que atiende el bar mientras cría a hijos propios y ajenos y con Joseph (Nicholas Hope) el hermano del principal sospechoso, pero nunca inculpado minero blanco. Las idas y venidas del detective hacen aflorar el racismo sistemático, la discriminación contra la comunidad aborigen.

Sólo se salva ese #BlackLivesMatter, ese saldar cuentas con el reciente pasado racista de Australia, tan en boga por cierto en la isla nación. Con personajes manidos (Baker es un adicto a punto de perder a su hijo) y situaciones previsibles. La Sección Oficial de un gran festival le queda grande.
BLACKBERRY de Matt Johnson
Sorprendente resulta también la incorporación a la lucha por el Oso de Oro de la nueva propuesta de Matt Johnson. El actor y director canadiense ha adaptado en tono de comedia el libro multiventas ‘Losing the signal’ sobre el auge y caída meteórica del primer Smartphone. El móvil que cambió la manera de comunicarnos, pero que acabo convirtiéndose en ‘ese teléfono que tuvimos antes de tener un Iphone’, como se recuerda en algún momento de la película.

El tiburón de una empresa tecnológica (Glenn Howerton) apenas repara en dos nerds (Jay Baruchel y el propio Johnson) que le presentan el prototipo de un móvil revolucionario: un teléfono que permitirá llamar, mandar mensajes y recibir y mandar correos. Un móvil llamado a ser la oficina fuera de la oficina. Caído en desgracia, el ejecutivo explota el filón que le ofrecen los dos inventores.

Blackberry es una especie de híbrido entre ‘La red’ y ‘El lobo de Wall Street’, una comedia ácida sobre inventores naives apenas salidos de la universidad acechados por lobos financieros, un relato de los grandes negocios y la necesidad de liderar.
TÓTEM de Lila Avilés
Después de que brillara a su paso por Donostia con su ópera prima, ‘La Camarista’, Lila Avilés era uno de los nombres esperados en esta Competición de la Berlinale. La mexicana se ha colocado en las quinielas de algunos. Abandona las habitaciones de hotel, pero sigue trabajando las conexiones entre relaciones y los espacios cerrados. En esta Tótem, el escenario es una gran casa familiar donde se va a celebrar el cumpleaños del joven padre y pintor, Tona (Mateo García Elizondo). Quizás su último cumpleaños.

A esa casa llega su hija, Sol (Naíma Sentíes), una niña de seis años, acompañada de su madre. Ella quiere ver a su padre, pero ‘tu papa está descansando, mi amor’ le dice la cuidadora y las hermanas de su padre. Y le conminan a ayudar en los preparativos. Sol actúa así de testigo de las diferentes maneras de enfrentarse a la pérdida de cada uno de los miembros de la familia. Avilés va recogiendo signos de vida: los insectos, plantas y animales que pueblan la casa y sobre todo un conjunto de seres humanos que necesitan apoyarse. Película preciosista, que se ve con gusto, aunque con la sensación de que no nos descubre nada nuevo.
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