“Winter Boy” de Christophe Honoré

El francés Christophe Honoré era el encargado de arrancar hoy la competición en la Sección Oficial, sin demasiadas sorpresas ni ganas de innovar su cine, volviendo sobre temas recurrentes tan sencillos y complejos como la naturaleza humana: amor, luto, homosexualidad, autodescubrimiento…

En Winter Boy, su protagonista es Lucas (Paul Kircher), un adolescente la vida del cual da un giro radical tras una inesperada tragedia. En pleno proceso de luto, su madre (Juliette Binoche) acepta que vaya a pasar unos días a París con su hermano Quentin (Vincent Lacoste). Una vez allí, Lucas se sentirá atraído por el mejor amigo de su hermano, Lilio (Erwan Kepoa Falé) pero todo este mar de sensaciones le llevarán a tomar malas decisiones.

Winter Boy Christophe Honoré

Honoré recae en el terreno en el que se siente cómodo de las historias emocionales, haciéndose de nuevo cargo tanto de la dirección como del guión, además de realizar una aparición esporádica interpretando al padre del joven protagonista. Emocionales pero no sobrecargadas, ya que opta por acercarnos más a momentos sencillos e íntimos buscando la complicidad del espectador a través de sonrisas, llantos, bailes o ira contenida que acompañan a la gestión del mar de sentimientos que atraviesan a sus personajes. Un objetivo que cumple aunque en esta ocasión el resultado le queda más difuso y menos concreto en varios frentes que en algunos de sus anteriores filmes.

“Suro” de Mikel Gurrea

El siguiente filme a competición nos devuelve a casa. De la mano del donostiarra Mikel Gurrea, en Suro conocemos a Elena (Vicky Luengo) e Iván (Pol López), una pareja urbanita de ecologistas que decide ir a vivir a una masía en una zona rural. Pero el cambio de ambiente no hará más que agravar los problemas más íntimos de la pareja que veía en esta apuesta un mundo idílico donde criar a su futura hija.

Suro Mikel Gurrea

Con un guión tan hábil como su uso de las imágenes, Gurrea nos expone con tanta sutileza como contundencia la caída en los infiernos de la vida de esa pareja. Detalles y pinceladas que van aflorando paulatinamente nos llevan de un día a día prometedoramente idílico a una realidad de tensiones, intereses y ambiciones enfrentadas o una masculinidad mal gestionada.

Suro Mikel Gurrea

Así, Suro nos adentra en una trama que sabe llevarnos de forma inteligente por un camino por el que aborda grandes temas de presente como la ecología, la lucha de clases, el contraste de la vida de ciudad y la vida en el campo, el autoengaño en las relaciones de pareja o la gestión de la identidad de género.

“A hundred flowers” de Genki Kawamura

Cerrar la competición del día ha sido labor del japonés Genki Kawamura. El nipón aborda una historia sobre la memoria y enfermedades como el Alzeimer o la demencia, últimamente habituales en el cine. Y lo hace de una forma compleja mezclando diferentes personajes, localizaciones y líneas temporales que pese a su potencial dispersión acaban ayudando al espectador a acercarse con la persona enferma y los familiares que le rodean sufriendo las terribles consecuencias de su dolencia. Aquí éstos son Yuriko (Mieko Harada), una ex-profesora de piano con demencia, y su hijo Izumi (Masaki Suda).

A hundred flowers Genki Kawamura

A través de ellos Kawamura realiza un acercamiento muy honesto y sensible a la enfermedad poniendo el foco en un aspecto que en demasiadas ocasiones se obvia cómo es los efectos que más allá del enfermo tiene en su entorno. Todo contribuye a ello, desde el uso del color y las imágenes que elige el realizador, al exquisito trabajo de montaje de Sakura Seya, el trabajo de los protagonistas y un planteamiento a caballo entre realidad y poesía.

A hundred flowers Genki Kawamura

Con todo logra transitar por un tema tan abordado últimamente sin caer en tópicos ya vistos o lugares comunes sensibloides, sino ponerle una voz propia que supone una agradable sorpresa por ser éste un debut en el largometraje por parte de su director.

“Don’t worry, darling” de Olivia Wilde

A la Sección Perlas hoy llegaba No te preocupes, querida de Olivia Wilde, tras su paso por Venecia con todo el revuelo que la rodeó entonces por las supuestas malas relaciones entre directora y protagonista.

La película nos traslada a la década de los 50 y a una comunidad artificial e ideal construida en mitad del desierto donde entre preciosas casas de una sola planta con verdísimos y cuidadísimos jardines viven las familias protagonistas. Y mientras ellos van a trabajar en sus lustrosos coches de colores pastel, sus esposas se quedan en casa cuidando de ella, de sus hijos y preparando exquisitos guisos para cuando los esposos vuelvan agotados del trabajo. Todo precioso y primoroso gracias a la dirección de artística de Mary Florence Brown, el diseño de producción de Katie Byron, los decorados de Rachael Ferrara y el vestuario de Arianne Philips captados por la fotografía de Matthew Libatique y al son de la música de John Powell y una selección bastante obvia de éxitos de la época. Y por si fuera poco, de vez en cuando organizan unas fiestas en las que se lo pasan en grande. Un retrato ideal de la América grande que algunos conservadores estadounidenses añoran.

Don't worry darling Olivia Wilde Florence Pugh Harry Styles

Solo por su punto de partida y la forma de representar el mundo de los suburbios de clase acomodada queda claro que Olivia Wilde tiene presentes El Show de TrumanPleasantville o Eduardo Manostijeras. Aunque mejor no sigamos con las referencias cinematográficas o acabaremos destripando la película a alguien.

Pero pronto su protagonista, una magnífica Florence Pugh, empieza a sospechar algo. Tiene un marido guapo que la adora (Harry Styles), una casa fantástica, unas amigas estupendas, una vida social intensa, pero a ese mundo ideal le van saliendo grietas y ella decide investigarlo. Lo más probable es que a esas alturas el espectador también tenga sus sospechas de que en ese mundo ideal hay gato encerrado. ¿Afroamericanos en unos suburbios prósperos de los años 50? ¿planos cenitales con coreografías que recuerdan a Busby Berkeley? ¿Casas llenas de espejos en los que se ve a su protagonista continuamente reflejada? De la mano de Alice, su protagonista, se irá descubriendo hasta qué punto esas sospechas, las de la propia Alice y las del espectador, son fundadas.

Don't worry darling Olivia Wilde Florence Pugh Harry Styles

No te preocupes, querida es un intento de hacer cine de denuncia social utilizando elementos del cine fantástico. De manera vistosa y primando el espectáculo. En el film caben la denuncia de las condiciones de la mujer en una sociedad machista, de la sociedad capitalista en la que priman la posición social y económica, del consumo y los bienes materiales como elementos que cubren las carencias en otros aspectos, del trabajo como núcleo sobre el que gira la vida. Pero a pesar de todo, el film se agota a falta de casi un tercio de metraje. El film decae y se vuelve repetitivo. Pero el guión tiene guardado un as en la manga. Un último fuego de artificio con el que afrontar la traca final. Lo malo es que a pesar de su espectacularidad, de que se nos venda como gran verdad revelada, se queda en un trampantojo, en más de lo mismo y al final No te preocupes, querida acaba siendo mucho ruido y pocas nueces.

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