Es inevitable la expectativa cuando te encuentras ante dos nombres que inspiran sorpresa, Enric Montefusco y Xavi Bobés. Dos nombres que te pueden ofrecer algo inesperado. Lo que seguro que no te esperas es un concierto al uso. Y un poco, el ‘Viaje al centro de un idiota’, es esto.
Considerar ‘Viaje al centro de un idiota’ un concierto-espectáculo más que un concierto me parece poco acertado. Es un concierto. Un concierto-espectáculo es la farsa del equipo de la Pérez-Cruz. Pero esto es un concierto. Aparecen incursiones de Bobés, un artista de una particularidad preciosa, pero aparecen demasiado poco. Quizás si la parte Bobés jugara más, ¿pasaría a ser un espectáculo, más show, más dramatúrgico, más partitura? Tampoco es fácil dibujar la línea de cuándo es un show y cuándo no lo es, pero cuando lo es, se nota.
Se inicia con Montefusco en primerísimo plano, silla y guitarra en mano. La expectativa está servida, sin duda alguna. Pero todo lo que le sigue, no acaba de hacer soufflé. Parece que debería ser, pero ay, casi, no acaba de, no es. Lo que parece ser es la presentación de un disco, bastante desnudo, a veces unas imágenes en el fondo, a veces un ser que esconde a un Bobés bailarín, pero todo sabe a poco, no dejan huella. Y entonces, ahí, tan sólo reside el egocentrismo que podría expandirse y abrumar a la gran masa espectadora, pero tampoco acaba de.

Lo cierto es que tampoco desprende mucha luz el conjunto, y eso le va a la contra. Aunque la caja está bastante vacía, ¡y es blanca! Es la representación del existencialismo en elser solitario, sí, pero quizás el punto de vista es demasiado oscuro, demasiado pesado, demasiado interno, o interior, y no tiene fuerzas para abrazar, incorporar, incluir, para mirar hacia fuera.
Es una coproducción festivalera, que es un espacio donde es enriquecedor que sea habitado por experimentos como estos, aunque el punch molaría que no decayera tanto. Han participado el Festival Grec, Temporada Alta 2021 y el Conde Duque de Madrid. Se vio en la Sala Hiroshima en Barcelona y en el Mercado de Música Viva de Vic; y fue un sábado de octubre que se pudo ver el show en el Canal de Salt, dentro de la programación de Temporada Alta.

‘Viaje al centro de un idiota’ es un proyecto bastante plano, intenso, lleno de intimidad pero que no acaba de llegar, de traspasar más allá del escenario, donde residen los sentidos pendientes de la caja escénica. El viaje se queda donde quedan Enric y su guitarra. Aunque obviamente, tiene su público incondicional.
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