El envío de códigos de visionado para que la prensa especializada adelante trabajo y prepare entrevistas antes de los festivales es ya habitual. Pero muy pocos medios podían acceder a las películas que competían antes de su estreno oficial. La pandemia ha forzado a la Berlinale a plantearse una 71 edición virtual. Los medios estamos viendo desde la comodidad de nuestro salón toda la selección de esta Berlinale. Esta redactora echa de menos la pantalla gigante del Berlinale Palast y los asientos reclinables del Zoo Palast, pero hay que confesar que la calidad de visionado es abrumadora.
Introduction
Para suavizar el golpe quizás de no poder estar en Berlin, el certamen ha programado para su primer día a uno de sus habituales: Hong Sang-soo. El director surcoreano, mejor director de la pasada edición, vuelve por quinta vez a competir por el Oso de Oro. En esta edición lo hace con una cinta de 66 minutos en blanco y negro. Una ligera y tierna reflexión sobre encuentros y desencuentros y segundas oportunidades.

En medio de esa red está Young-ho (Seok-ho Shin), un joven que comienza a enfrentarse a la vida y a través del cual vamos conociendo a los personajes: su padre, un acupuntor que pide una segunda oportunidad, un actor cliente de su padre que parece tener una relación con su madre, su novia por la que viaja a Berlin, la madre de su novia y una pintora exiliada en la capital alemana. Un largometraje en el que no faltan sus lugares comunes: restaurantes donde se bebe más que se come, playas invernales desiertas y Alemania como vía de escape.
I’m Your Man
Para la primera jornada, el certamen alemán ha programado a una de las y los cuatro cineastas de la tierra. La actriz, guionista y directora María Schrader (creadora de la miniserie ‘Unorthodox´) mezcla comedia, drama y ciencia ficción para reflexionar sobre qué es ser humano.

Alma (Maren Eggert) estudia la poesía en la literatura cuniforme. Para obtener fondos para su investigación acepta participar en un ensayo. Deberá convivir tres semanas con Tom, un robot humanoide (interpretado de manera solida por el británico Dan Stevens) construido siguiendo sus deseos. Abandonada por su pareja y con un padre al que cuida por turnos, Alma es reacia a una relación, aunque solo sea para escribir un informe para un comité de ética.
El largometraje que se inicia a los acordes del clásico Dancing in the Ritz es una deliciosa y divertida lección de filosofía. Nos invita a interrogarnos sobre la necesidad de alimentar todos nuestros deseos, de evitar la soledad, de convertirnos en una sociedad de adictos a ser felices. De esas películas que quedan en tu mente por tiempo.

Memory Box
Los libaneses Joana Hadjithomas y Khalil Joreige, pareja artística y sentimental, han cimentado su carrera sobre la fabricación de imágenes e imaginarios y la reescritura de la historia. Mucha de su filmografía se ha exhibido en museos como la Tate de Londres, el Pompidou de Paris o los festivales de Gijón y Locarno. El anterior director del certamen suizo y actual responsable artístico de la Berlinale puede estar tras la incorporación a la Sección Oficial de la Berlinale de esta cinta que en otras ediciones podría haber estado en secciones más rompedoras.

La libanesa Maya (Rim Turki) vive en Montreal, Canadá, con su hija adolescente Alex (Paloma Vauthier). Unas navidades recibe una caja que creía perdida. Aburrida en medio de una tormenta de nieve, su hija abre la caja y descubre la adolescencia de su madre: una joven apasionada por la fotografía, con un amor prohibido y una amiga que no verá luego nunca más. La caja llena de cintas y fotos de su madre permite a la hija además acercarse a la cruel guerra civil libanesa que mandó al exilio a su familia. Las cintas grabadas en los años ochenta por la propia Hadjithomas y las fotografías tomadas por Joreige sirven de base a esta ficción que subraya la importancia de la memoria, de contar la historia tal y como fue a las nuevas generaciones. La utilización de mensajes de Facetime, video llamadas y un montaje de recreaciones integradas en la narración aporta frescura a un mensaje conocido.
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