Cuando se está debatiendo si estamos viviendo una época de reinvención de los códigos del terror en los filmes de género raíz de propuestas rompedoras como “Hereditary”, “Midsommar”, “Déjame salir” o “Nosotros”, esta semana se estrena un filme de miedo que nos transporta décadas atrás, cuando otro tipo de contenidos presentaban las bases del terror más tradicional.
“Historias de miedo para contar en la oscuridad” está ambientada en 1968, en las vísperas de la elección de Richard Nixon y en plena guerra de Vietnam. Stella (Zoe Margaret Colletti) y sus amigos Auggie (Gabriel Rush) y Rush (Austin Zajur) son unos inadaptados en la escuela y en un pueblecito que no ofrece muchas distracciones. Después de que un cuarto se una al grupo – un chico que siente la presión por alistarse pero que no tiene ningunas ganas de ir a morir a la guerra (Michael Garza) -, los chicos deciden una noche ir a explorar una casa que se dice que está encantada. Allí despertaran al fantasma de una chica que murió encerrada por su familia y un misterioso libro donde se escriben terroríficos relatos que empiezan a hacerse realidad.
“Historias de miedo para contar en la oscuridad” se basa en el libro homónimo de Alvin Schwartz, publicado en 1981. Y también en toda una tradición de relatos y cómics de terror que desde la década de los 70 se hicieron muy populares contando historias de miedo, a menudo acompañados de inquietantes ilustraciones.

Coescrita por Guillermo del Toro (que en principio iba a dirigirla) y otros tres guionistas, es a esa época a quien rete homenaje la versión cinematográfica de “Historias de miedo para contar en la oscuridad”.
Estrenada ahora, y con la dirección de André Øvredal (La autopsia de Jane Doe, Trollhunter), va más dirigida a adolescentes que han descubierto el nivel justo de terror con séries como “Stranger Things” o a nostálgicos que no a adultos que ya han visto películas de miedo más aterradoras o innovadoras. Para los primeros, en palabras del propio Del Toro, el film ejerce la función de portal introductorio a los elementos clásicos del terror. Para los segundos, un producto más diseñado para explitar el buen recuerdo de décadas pasadas.
A unos y otros el film aporta una cuidada realización y un constante homenaje al cine, la época y los contenidos a que hace referencia. Estructurada en sucesivos cuentos que a la vez conforman un todo coherente, las arañas, espantapájaros o monstruos que parecen salidos de un circo de freaks son los elementos a los que recurre esta compilación para asustar a la audiencia.
Nada novedoso pero lo suficientemente efectivo para el público al que van dirigidas estas “Historias de miedo para contar en la oscuridad”.
Hacer Comentario