En una semana con hasta ¡19! estrenos en las carteleras, llega a los cines una de las triunfadoras entre el público de la pasada edición del Festival de Sitges: “Overlord”. Aunque la dirección la firma Julius Avery, en el que es apenas su segundo largometraje, el nombre que destaca los créditos es el de JJ Abrams como productor al frente de su compañía Bad Robot.
“Overlord” comienza sin dar tregua, con una secuencia magnífica que nos transporta al interior de un avión de guerra que lleva un grupo de soldados aliados hacia su misión en plena Segunda Guerra Mundial. Boyce (Jovan Adepo) y sus compañeros de pelotón (Wyatt Russell, John Magaro, Ben Tavassoli, Bokeem Woodbine) terminan en un bosque plagado de nazis, buscando el camino hasta su objetivo, una iglesia donde el enemigo ha instalado una torre de comunicaciones que deberán derribar para facilitar el desembarco de los aliados en las costas de Normandía. Pero cuando lleguen al pueblo conocerán a Chloe (Mathilde Ollivier) y su hermano pequeño, que les explicarán que además los nazis están llevando a cabo extraños experimentos en su base secreta.
“Overlord” se basa en una historia escrita por Billy Ray (guionista de “Los juegos del hambre” o “Capitán Phillips“) y co-guionizada por Mark L. Smith (“El renacido“), que tiene la habilidad de mantener el ritmo, la tensión y el entretenimiento mientras transita por una mezcla de géneros, facturas y tópicos de series.
Todo empieza como una cinta bélica, con unas secuencias técnicamente espectaculares. Después introduce algunos sustos de cine de terror y finalmente deriva en una trama de zombies, nazis y experimentos médicos con toques de gore. Y de películas de fantástico y nazis que se quedaron en serie B, Z o lo que permitiera el poco presupuesto y pretensiones ya hemos tenido ejemplos como “Dead Snow” o “BloodRayne, Third Reich“.
Pero el triunfo de Avery y Abrams en “Overlord” es que aquí la mezcla funciona estupendamente bien, con un ritmo que no decae, formando una propuesta adrenalítica donde no faltan ni acción ni cuerpos explotando, y que sabe encontrar el punto de equilibrio ideal entre el material de serie B y la factura técnica de gran producción.
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