Dicen que todas las historias que hablan de un viejo o de un niño o de una cabra acaban con una sonrisa…
Con la típica estructura de un cuento de las Mil y Una Noches, “Allí donde van las hormigas” nos presenta a Said, quien está obsesionado con las hormigas que le parece que son los únicos seres vivos de su ciudad que tienen un objetivo en la vida: Inmutables e inasequibles al desánimo siguen su camino rodeando todos los obstáculos que van entorpeciéndolo.
Said no se atreve a seguir su camino y se limita a observar con envidia a las determinadas hormigas hasta que su familia le envía a cuidar el rebaño de cabras familiar mientras su abuelo peregrina a La Meca, persiguiendo a sus propias hormigas que llevan granitos de arena a la Kaaba.
Como todo buen cuento de influencia musulmana, no nos encontramos con un final conclusivo ni con una única historia, todos los personajes pasan por el argumento de la historia siguiendo a sus propias hormigas que no son más que sus propios sueños y evolución en la vida: nunca hay un final del viaje sino un comienzo del siguiente.
Este juego infantil de preguntas y respuestas está realizado por dos dibujantes-guionistas, Frank Le Gall y Michel Plessix, corriendo el guión a cargo de Le Gall que parece ha abandonado su faceta de dibujante de la escuela de Tintín y Spirou después del éxito de sus series de detectives y de gatitos por una carrera como guionista dejando los lápices a un inspirado Plessix.
Michel Plessix, creador de dos de las grandes sagas de la escuela francés más allá de Uderzo o Franquin, “El viento en los sauces” y “El viento en la arena” hace un dibujo impecable, expresivo, representando desde secos desiertos a frondosos vergeles con un detalle espectacularmente dulce.
El dibujo a lápiz en la versión española es muy elaborado y detallista, de contornos muy delicados como corresponde al ritmo del cómic. Las escenas nocturnas son una puerta a los sueños y en cualquier momento estamos esperando ver aparecer un djinn del desierto o a un genio de la lámpara que cumpla nuestros deseos o pesadillas.
En “Allí donde van las hormigas“, nos encontramos en resumen con un hermoso cuento que todas aquellas personas que llevan un niño dentro preguntándose “¿qué ha pasado? “van a disfrutar y preguntarse de nuevo por qué dejaron de seguir a las hormigas, escuchar a las personas y a las cabras, curiosear por la vida y sorprenderse de unos sueños incoherentes, pero fascinadores.
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