El Festival Internacional de Cine de Barcelona – Sant Jordi ha cerrado su segunda edición con una gala especial en la que ha anunciado las películas ganadoras del certamen. Mary Shelley, el film sobre la vida de la autora de Frankenstein y su relación con el poeta Percy Shelley, de la directora de Arabia Saudí Haifa Al-Mansour, ha ganado el premio a la Mejor película del BCN Film Fest.
El Premio de la Crítica – ACCEC (Associació Catalana de Crítics i Escriptors Cinematogràfics) ha recaído en Cambio de reinas, de Marc Dugain, que también ha obtenido el galardón a la Mejor música. Por su parte, el premio Educacine, votado por profesores y alumnos de secundaria, a la película más destacada en la transmisión de valores educativos, ha sido para Rebelde entre el centeno, el biopic del escritor J. D. Salinger. Finalmente, la española Mi querida cofradía, de Marta Díaz de Lope Díaz, ha alcanzado el premio del público a la Mejor comedia de la sección ‘Cinema amb Gràcia’.
Tras la entrega de premios, se proyectó la película de clausura del BCN Film Fest de este año, la norteamericana Roman J. Israel, Esq.
Roman J. Israel, Esq.
Roman J. Israel es un abogado idealista de firmes principios morales y defensor de los derechos civiles que trabaja en un modesto despacho de Los Ángeles. Tras fallecer su mentor y jefe, Roman es contratado por el exitoso bufete del ambicioso George Pierce. Es entonces cuando el activismo de Roman se verá comprometido ante la seducción del dinero y el poder.
Esta película representa el segundo largometraje como director de Dan Gilroy, después de la fantástica Nightcrawler (2014). En estos dos largometraje, Gillroy, que también es autor del guión de ambos, coincide en mostrar dos personajes protagonistas con los que es muy difícil empatizar, antisociales, arrogantes y ubicados en la frontera de la ley, y también en el retrato de un mundo agresivo, individualista, en el que cada uno intenta mantenerse a flote como puede, aunque sea a costa de los demás.
Roman J. Israel es interpretado de forma carismática por Denzel Washington. El actor de Glory (1989), Philadelphia (1993), Training Day (2001) y American Gangster (2007), entre muchas otras, recibió por este papel su octava nominación a los Oscar como actor. Sin duda, su sobresaliente actuación, bien secundado por un Colin Farrell en el mejor momento de su carrera tras Langosta (2015) y El sacrificio de un ciervo sagrado (2017), es lo más destacado de una película irregular cuyo conflicto moral está desaprovechado. El guión presenta una serie de giros bastante inverosímiles y, en ocasiones, torpemente explicados. Además, a medida que avanza el film, el mensaje político queda relegado ante un drama personal muy convencional y por una subtrama pseudo-romántica que no aporta nada. Y su final resulta absolutamente anticlimático.
A pesar de tener un buen ritmo, Roman J. Israel no profundiza en las entrañas de su complejo y magnético protagonista y habla de manera superficial del compromiso con la justicia y la responsabilidad social, temas que han sido tratados mejor en el cine en muchas ocasiones.
Nota: 5,5
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