Hulu se marcó el gran éxito de la temporada con la lluvia de premios y alabanzas que consiguió con “The Handmaid’s Tale”. Ahora Netflix le sigue el camino, con una nueva adaptación de una novela de la misma autora, Margaret Atwood, que vuelve a poner sobre la mesa un poderoso discurso femenino de denuncia de abusos, discriminaciones y violencia contra las mujeres. Pero lo hace con un personaje rico y complejo con el que nada resulta blanco o negro y no hay verdades absolutas. Llega Alias Grace.
¿De qué va?
En el siglo XIX, Grace Marks (Sarah Gadon) es una joven interna que cumple cadena perpetua después de que se le perdonara la pena de muerte por los asesinatos de Nancy Montgomery (Anna Paquin) y Thomas Kinnear (Paul Gross). Como medida excepcional la dejan de salir de la cárcel cada día para trabajar de criada en la casa del gobernador. Pero pocos dudan de su culpabilidad y la tratan como una atracción sobre la que debatir en sus reuniones del té.
Uno de los que dudan es el Reverendo Verringer (David Cronenberg), que acudirá al doctor Jordan (Edward Holcroft) para que haga una evaluación de Grace que resulte en un informe favorable que permita exculparla del crimen. Así el doctor se reunirá con la chica y durante varias sesiones, a través de sus conversaciones, Grace le contará su historia. Pero a medida que la va conociendo mejor, los sentimientos empiezan a interferir en el juicio del doctor Jordan y le harán más difícil determinar si es inocente, está loca o realmente es la fría asesina manipuladora que la sociedad ya ha juzgado.
Retrato de una mujer
Grace Marks es un misterio para todos los que la rodean. A través de su propio relato de su vida, desde que llegó al continente americano en un barco hasta ser una acusada de asesinato, la serie nos la va retratando a través de varios flashbacks. Pero, ¿es realmente lo que vemos su vida o sólo la versión que ella nos da a través de sus conversaciones con el doctor Jordan?
En cualquier caso, Atwood aprovecha las vivencias de Grace para volver a retratar, ahora en el siglo XIX, como las mujeres son víctimas de abusos y discriminaciones constantes en su vida. Un tema aún pendiente de resolver y tristemente de actualidad que dota de una terrible vigencia muchos elementos de “Alias Grace” a pesar de los más de 200 años que nos separan de sus hechos.
Y todo ello, los guiones de Polley y la filmación de Harron lo saben hacer encontrando un punto medio justo entre la brutalidad y la delicadeza. En los hechos que narra Grace se apunta violencia, física y psicológica, malos tratos por parte de su padre, los policías o los médicos, abusos por parte de ricos y poderosos, desprecio incluso por parte de sus iguales. Pero mientras vamos conociendo estos hechos, la cámara se detiene en la mirada cándida de la protagonista, en un pequeño pañuelo, en una puntada de hilo mientras se cose una colcha, en unos pendientes o una flor. Así la feminidad y la sutileza se empeñan en llevar la contraria a la crudeza de lo que se va explicando que la chica ha vivido, ella como tantas otras.
¿Quién está detrás?
La producción de “Alias Grace” también tiene nombre de mujer canadiense. La historia parte de una novela con el mismo nombre publicada por Margaret Atwood en 1996 y que a la vez se inspiraba en unos hechos reales. Con esta, la escritora ya ha visto tres de sus libros adaptados a la televisión en este 2017, donde el estreno de “Alias Grace” ha seguido a “Wandering Wenda” y la exitosa “The Handmaid’s Tale”.
De convertir el libro de Atwood en seis capítulos de serie televisiva, se ha encargado la actriz, directora y guionista Sarah Polley, que además es una de las productoras.
La realizadora Mary Harron (“Yo disparé a Andy Warhol”, “American Psycho”), se ha hecho cargo de la dirección de los seis capítulos.
Y otra mujer de Canadá, la actriz Sarah Gadon, que hace años que alterna cine (“Enemy”) y series (“22.11.63”), es la protagonista absoluta. Ella lidera un reparto donde las otras caras conocidas son las de Anna Paquin (“True Blood”), el director David Cronenberg y Edward Holcroft (“Kingsman”).
¿Os la recomendamos?
Sí. En uno de los diálogos se compara la narración de Grace con uno de los cuentos de Las mil y una noches y es una referencia acertada. Con una duración ideal de 6 capítulos, menos de 5 horas en total, “Alias Grace” atrapa en su narración sin alargarse en exceso. Y lo hace gracias a una serie de dualidades que le dan un toque de misterio.
Grace, con su mirada clara y apariencia frágil, habla con inusitada franqueza y todo lujo de detalles sobre cómo ha sido su vida hasta entonces. Y entre el atrevimiento y la inocencia, nos deja con la sensación, tal como le pasa al doctor Jordan, que no sabemos si nos está engañando o se está sincerando con nosotros, de si nos lo está contando todo o sólo lo que le conviene o lo que cree que queremos oír.
La colcha que Grace ve cosiendo se convierte en la metáfora de este conjunto complejo que es su relato, hecho de sombras y de colores, de líneas rectas y pliegues, de recuerdos y de esperanzas, amores y odios, frustraciones y sueños. La serie consigue explicar mucho en una medida inusitadamente justa, con una cuidada factura técnica al servicio de las emociones de los personajes, y esa es su gran virtud. Desde el thriller judicial-policial hasta un poderoso discurso sobre la feminidad y la discriminación de las mujeres, pasando por el misterio que se oculta tras la mirada de un personaje complejo, “Alias Grace” sabe atraer y atrapar al espectador en su red. Y allí nos mantiene, escuchando y reevaluando, pero nos deja ir justo a tiempo, habiendo cumplido su propósito sin dejar que lleguemos a poder perder el interés.
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