Los “X-Men”, los “Vengadores”, “Los Guardianes de la Galaxia”, incluso las últimas “Thor” o “Iron Man”… ya hace tiempo que al cine de superhéroes parece que se le haya quedado corto dedicar una película a un solo personaje y que en pos del más espectacular ahora toque juntar en la pantalla los grupos de héroes que ya hace décadas que campan en los cómics. En la desastrosa “Batman vs. Superman” ya se apuntaba el nacimiento de uno de estos míticos grupos que ahora toma cuerpo. Llega la Liga de la justicia, la banda coral del universo DC.
El mundo ha quedado en shock después de la muerte de Superman (Henry Cavill). Pero los héroes supervivientes, Batman (Ben Affleck) y Wonder Woman (Gal Gadot), saben que el planeta Tierra está a punto de enfrentarse a una terrible amenaza y por eso empiezan a seguir el rastro a otras personas con habilidades especiales. Barry Allen / The Flash (Ezra Miller), Arthur Curry / Aquaman (Jason Momoa) y Victor Stone / Cyborg (Ray Fisher) se les unirán justo a tiempo cuando llega a la tierra Sttepenwolf (voz de Ciarán Hinds), un demonio a la búsqueda de tres cajas mágicas que le permitirán acabar con toda vida.
Zack Snyder tuvo que dejar el trabajo a medias por una tragedia familiar, Joss Whedon llegó con la película empezada para terminar el trabajo, varias escenas rodadas de nuevo y hasta una decena de guionistas que han dejado su nombre en la historia. La producción de esta “ Liga de la Justicia” no ha sido precisamente apacible y todo ello se nota y mucho en el resultado. La duda es si la cosa hubiera ido mejor sin tantos obstáculos.
El principal problema es que esta Liga de la justicia no liga. Allí donde la competencia Marveliana ha sabido conjugar los poderes y momentos para brillar de sus personajes, cediéndoles espacios para lucirse a cada uno, aquí los integrantes del grupo no tienen ninguna química entre ellos, ni rol definido. Wonder Woman, que había encendido una luz de esperanza en el universo DC con su pel.lícula en solitario, evidencia aquí que funcionaba mejor ella sola que rodeada de testosterona superheroica. Aquaman no pinta prácticamente nada en una trama donde sus poderes tienen poco sentido y utilidad. Cyborg se nos apunta como un joven atormentado que descubre sus poderes a toque de conveniencia forzada. A The Flash le toca ser el graciosillo, echando por tierra las características que habían calado entre los fans de su versión televisiva interpretada por Grant Gustin. Superman se nos ha vuelto un ser ñoño de físico retocado por ordenador. Y el Batman crepuscular de Ben Affleck no parece que pueda aportar ya nada más que su voz ronca, posado permanentemente serio y hiperdimensionadas armaduras.
En resumen, el conjunto no funciona como conjunto. Y así, “La liga de la justicia” se toma más de 45 larguísimos minutos en una introducción que nos los va presentando por separado, con escenas inconexas y de montaje atropellado mientras se va acercando el clímax que protagoniza la aparición del temido Steppenwolf. Un malo, torpemente dibujado por arte y magia de los efectos especiales, que tampoco acaba de mostrar argumentos de peso como para haber requerido la reunión de tanto superhéroe con diferentes habilidades para enfrentarse a él.
La segunda parte de la película al menos se dedica a la acción y el entretenimiento. Y aunque no nos hace olvidar que el film no ha mostrado mucho interés en cuidar la historia y sus personajes, o que no entendemos como con el alto presupuesto en CGI hay momentos de vergüenza ajena, al menos durante un rato la cosa resulta entretenida.
Al final, nos vamos con la sensación de que los elementos que debían sumar en la película acaban haciendo que el todo sea menos que la suma de las partes; que los toques de Snyder y de Wheddon no combinan sino que se sabotean el uno al otro, y que los diferentes superhéroes, frases vacías aparte, no han sacado nada positivo de presentarse juntos.
Eso sí, para la escena post-créditos se apunta que ya hay una secuela en camino. ¿A la tercera será la vencida?
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