La presencia del actor estadounidense Frank Langella en Sitges ha marcado la penúltima jornada del Festival. El galardonado actor que encarnó al conde Drácula -leit motiv de la presente edición- en el filme de John Badham, “Drácula” (1979), ha recibido el Gran Premio Honorífico.

Respecto de la sección competitiva se ha proyectado “Jupiter s Moon”, filme de ciencia ficción del director húngaro Kornél Mundruczó -que ha recibido el Premio Máquina del Tiempo. Nuestra favorita del día ha sido la poética y triste “A ghost story”.

JUPITER’S MOON

Al intentar cruzar ilegalmente la frontera, el joven emigrante Aryan es disparado, y la herida le otorga el poder de levitar. Con la ayuda del doctor Stern, consigue escaparse de un campo de refugiados. Fascinado por los superpoderes de Aryan, Stern ve la oportunidad de explotar el milagro.

Jupiter s moon

Kornél Mundruczó presentó en Cannes este thriller en el que el elemento sobrenatural se mezcla con una de las grandes tragedias contemporáneas. Realismo mágico para la denuncia social de la situación de los refugiados.

La sensación ha sido un poco como con “The Maus” son de aquellas películas que entiendes que te quieren decir pero no sé si te acaba de interesar como lo dicen. A “Jupiter s moon”, le falta un cierto ritmo y unos personajes con más carisma, aunque Mundruczó es hábil en la dirección y su elección de planes destaca. Y el conjunto es como “sí, pero no”, no sé si me explico.

A GHOST STORY

David Lowery demostró con creces sus dotes como cineasta con la poética y épica “En un lugar sin ley”, una historia de amor protagonizada por Casey Affleck y Rooney Mara. Los tres vuelven a adentrarse en el lirismo con “A Ghost Story”, un singular relato de fantasmas, en el que Affleck se transforma en un espectro vestido con un clásico sábana blanca, bajo el que deambula por el que había sido su casa, mientras su amada lucha contra las heridas de la pérdida.

A ghost story

“A ghost story” es la típica historia de fantasmas pero desde el lado del espíritu que ha abandonado el mundo de los vivos y tratar de aferrarse a los espacios y personas de sus recuerdos. Es también el paradigma de película indie: grabada en tres cuartos, casi sin diálogos, un tío caminando bajo una sábana con dos agujeros para los ojos y, en cambio, es capaz de tocar la fibra por todo lo que implica. “A ghost story” es de aquellos productos cinematográficos que atrapan y envuelven paulatinamente. Provoca escalofríos no por que sea la típica historia de casas encantadas sino porque lleva asociado una historia triste, melancólica que hace pensar a todos aquellos tocados por la muerte súbita de alguien cercano. Todos nos mantenemos aferrados a sus recuerdos, pero y si los que han marchado sienten lo mismo? Y si se quedan a nuestro alrededor tratando de digerir como continuamos con nuestras vidas?

“A ghost story” es bonita, poética, íntima, frágil pero también cruel y triste. Se podría considerar un broma hispter o una maldita obra maestra, todo dependerá de cómo te toque el alma.

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