El realizador norteamericano William Friedkin ha venido a Sitges a recoger el premio a su carrera, pero también a cultivar complicidad, exhibir talento y regalar lecciones de cine y honestidad. Así se ha visto en la clase magistral protagonizada esta mañana. Hoy también ha sido el Día de Hong Kong en Sitges, con un protagonista destacado: el director Johnnie To, que ha presentado su filme de culto  The Mission .

Nuestro día ha tenido como protagonistas un barrio de moda de Nueva York convertido, de repente, en terreno de una batalla campal. También con la hija de Clint Eastwood encarnando una artista que se convierte la venganza en su musa y, finalmente, las dificultades de los zombies de volver a hacer vida normal.

BUSHWICK

Cuando Lucy sale del metro en Bushwick, el último barrio de moda de Nueva York, no encuentra ni hipsters ni rastros de la gentrificación, sino un grupo de hombres armados, que no dudan en disparar a matar. En medio del caos, Lucy encontrará un aliado en un vecino fornido (Dave Bautista, “Guardianes de la Galaxia”), que le acompañará hasta la casa de su abuela, a través de unas calles que se han convertido en un campo de batalla.

Bushwick

Imaginad que un día salís del metro y tenéis montada una batalla en su barrio. Un ejército, no sabéis de dónde, enfrentados a sus vecinos en una masacre donde reciben todos. Esta es la premisa de partida de “Bushwick”, una película que sería intrascendente si no estuviéramos en el momento político en el que estamos. “Bushwick” tiene un buen punto de partida, una protagonista que debe salvar su vida y no saber a ciencia cierta que pasa, atrapa al espectador. Una vez se sabe las razones del enfrentamiento militar en aquel barrio de NY, lo que ha provocado risas nerviosas en la sala, la película pasa a ser demasiado reiterativa, siempre con el mismo esquema de acción que se repite y que sólo rompen algunas conversaciones de carácter más personal que tampoco consiguen que sientas demasiada empatía con los personajes.

En resumen, una propuesta atrayente que se desinfla y aburre a lo largo de la trama y con un final que te hace pensar: “qué porquería”.

MFA

Noelle, una estudiante de arte, es agredida por un compañero de universidad. Poco después, se enfrenta a su violador, matándolo accidentalmente. La joven trata de recuperar una cierta normalidad, pero al descubrir que el campus hay muchas más víctimas de abusos que no se atreven alzar la voz, decide hacer justicia por su cuenta. Así, la venganza se convierte en su musa.

MFA

La directora Natalia Leite ha llegado a Sitges para presentar M.F.A. protagonizada por Francesca Eastwood (sí, hija de Clint Eastwood), donde pone sobre la mesa el tema de los abusos y agresiones sexuales. No es una película demasiado diferente a propuestas ya vistas, pero si que resalta la contundencia con la que pone el foco en la respuesta de la sociedad cuando hay una violación. Leite no se deja nada en el tintero y denuncia como se acepta -también por parte de otras mujeres- ciertos comportamiento abusivos masculinos, excusándose y, incluso, culpando a la mujer que ha sufrido la agresión por no haberse negado con suficiente contundencia.

La parte de musa vengativa no tiene demasiado más misterio. Da para que un público como el de Sitges aplauda cuando ella se toma la justicia por su mano.

THE CURED

Una plaga ha acosado la población convirtiendo un montón de personas en rabiosos zombies. Con tiempo, los médicos consiguen elaborar una cura que hace que gran parte de los infectados puedan volver a ser personas normales, aunque hay un 25% que no asimilan la medicina y siguen internados y bajo control hasta que los investigadores encuentren una solución también por ellos. No obstante, aquellos que sí han revertido la infección no han olvidado lo que hicieron mientras eran zombies. Y claro, volver a ser una persona que intenta hacer vida normal, recordando que mataste a mordiscos amigos, familia y vecinos provoca, al menos, unos cuantos traumas. Más aún cuando parte de la sociedad no acepta los “curados” y reprocha sus actos salvajes aunque los cometieran sin control de sí mismos.

The cured

En esta situación, una viuda (Ellen Page) y madre de un niño pequeño acoge en casa a su cuñado (Sam Keeley), un curado que no logra asimilar sus actos mientras estaba infectado y que mantiene unos extraños vínculos con otro curado (Tom Vaughan-Lawlor) que se rebela, si es necesario con violencia, contra el rechazo de la sociedad.

The cured” supone el salto al largometraje del director y guionista  David Freyne, retomando un tema que ya había planteado en su cortometraje “The first wave”. Con su enfoque entre sociológico y psicológico, consigue aportar notas de interés a un film que no se limita a hacer la tópica exposición de género sino que incluye reflexiones extrapolables más allá del mundo zombie sobre la culpa, la segregación, la militarización de la sociedad y el papel de la medicina. Y no en vano todo se sitúa en una Irlanda que carga muchos de estos fantasmas a las espaldas.

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