A veces, una llega al teatro desalentada por los acontecimientos que ha vivido durante el día. Cuando eso ocurre, puede sentarse en una butaca y contemplar medio adormecida la función o despertarse y viajar con lo que está sucediendo en el escenario. Con Iván y los perros sucede lo segundo de forma inevitable.
Cuando Carme Portaceli presentó su programación, sentí cierta curiosidad por este texto de Hattie Naylor porque siempre me han atraído considerablemente las historias de personajes que tienen la necesidad de huir de lo establecido y deciden vivir al margen de las normas de una sociedad. Esta producción de La Pavana (a la que presento mis respetos y admiración por llevar a cabo una obra que llega a emocionar al espectador y que nos hace entender por dónde deambula nuestra forma de hacer teatro) presenta una realidad ficcionada contada desde la voz de un niño en la resaca de un Moscú soviético. Se trata de una fábula que consigue hipnotizar con una puesta en escena sencilla pero efectiva y con los ojos de Nacho Sánchez, ente total de este trabajo. El actor se deja la piel en la sala Margarita Xirgu ofreciéndonos unas imágenes, que estoy segura que toda la platea disfruta, y conquistando cada palabra de Naylor como algo nuevo y épico.
El director Víctor Sánchez Rodríguez firma una propuesta alejada de pretensiones y ornamentos innecesarios dando luz a esta historia perruna necesaria desde lo físico. Su forma de tratar el monólogo recuerda a una dramaturgia del cuerpo, a un teatro postdramático del que necesitamos seguir bebiendo y explotando. Sánchez Rodríguez detalla cada ápice de la desventura de Iván con recursos aparentemente modestos pero dotados de gran coherencia dramática. Se agradece cuando se reciben trabajos en los que la balanza se equilibra de poética y política, en los que vemos cómo de necesario es transformar la desgracia y la crisis en poesía.
Iván y los perros es, como bien define su director, “un aullido necesario para estos tiempos”. Un canto al amor frente a la deshumanización contemporánea que acabará por arrastrarnos a una esclavitud neoliberal si no despertamos a tiempo.
Donde: Teatro Español - Sala Margarita Xirgu
Cuando: Del 25 de Myo al 18 de Junio
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