Escrita y dirigida a cuatro manos por dos daniels, Daniel Kwan y Daniel Scheinert , “Swiss army man” es una película que, a golpe de flatulencia y con un cadáver que hace de navaja multiusos de un náufrago, no deja a nadie indiferente … O si no preguntad a los de Sundance que todavía están corriendo lejos de la sala de proyección, cobardicas.
Después de una larga temporada aislado en una isla desierta, Hank ( Paul Dano ) encuentra compañía en el flatulento cadáver de un joven ( Daniel Radcliffe) que el agua ha llevado hasta la orilla. Poco a poco, el náufrago y el muerto desarrollan una preciosa amistad.
“Swiss Army Man” es un film que, una vez se obvia el concepto de “caca, culo, pedo, pis” de las flatulencias y erecciones del cadáver Manny, uno puede descubrir una bonita historia de amor y amistad. Un vivo cansado de la vida a quien un muerto le recuerda el valor de estar vivo. Un muerto que vuelve a la vida bebiendo los recuerdos del vivo. Todo ello una propuesta excéntrica y delirante, llena de humor y sensibilidad, con toques absurdos propios de Michael Gondry, que asustó y ofendió a los hipsters de Sundance pero que se llevó el premio a la mejor película en el último Festival de Sitges. Una propuesta a la que se le debe dar una oportunidad más allá de su escatología evidente y grosera.
A destacar las magníficas interpretaciones (frikis allí donde las haya) de Paul Dano, un rostro habitual del cine indie y Daniel Radcliffe, muy lejos de su correctísimo Harry Potter (Potter, quién era ese?), que sabe dotar de mucha vida a un cadáver en no muy buen estado.
“Swiss Army Man” es una comedia deliciosamente ridícula, tierna pero, curiosamente, con un trasfondo terriblemente triste sobre la soledad y de la necesidad de tener a alguien al lado que nos recuerde valorar el hecho de estar vivo.
¿Puede una película ser a la vez escatológica, tierna y absurda? “Swiss Army Man” demuestra que sí.
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