L’inframón es una obra que no pasó desapercibida dentro del Festival Grec de este año y que el Teatre Lliure de Gracia ha escogido para iniciar la temporada 2016-17. Su director es el aún no bastante conocido Juan Carlos Martel Bayod que sabe sacar provecho de un texto, un espacio y unos actores de lujo.
Empezaré hablando de un texto que me ha sorprendido muy positivamente. Es una obra de la dramaturga norteamericana Jennifer Haley que lleva tras de sí una estela de premios y reconocimientos a escala mundial. La autora nos sitúa en un futuro próximo en el que internet se ha convertido en el “inframundo” (“The Nether” en el original), una red de mundos virtuales (reinos) en el que los usuarios pueden escoger su avatar y hacer todo aquello que deseen. Uno de estos reinos se denomina “el escondite” donde hay la posibilidad de experimentar fantasías pedófilas.
Nos encontramos ante un Thriller teatral donde la agente Morris (Mar Ulldemolins), del mundo real, investiga dos hombres involucrados en esta red a fin de cerrarla para siempre. Sims (Andreu Benito) creador y propietario del escondite defiende desde la razón (y la economía) los motivos por los que hace falta que exista. Por otro lado, Doyle (Víctor Pi), un usuario adicto a punto de jubilarse, quiere conseguir vivir permanentemente conectado y utiliza argumentos mucho más emocionales y filosóficos.
La acción se situa en dos espacios y dos tiempos diferentes. En primer lugar, tenemos la comisaría donde vemos los interrogatorios y, en segundo lugar, el reino, de estilo victoriano, donde transcurre toda la acción digital. El tiempo es fragmentado y lleno de elipsis y a menudo vemos el plano del reino subordinado al primero y actuando a menudo como analepsi explicativa. Aunque pueda sonar complicado, está lleno de recursos (explicaciones, repeticiones, imágenes virtuales…) que cosen los dos espacios y no se hace pesado.
Donde brilla y destaca esta obra es en el contenido. Considero que, aunque pueda parecer el eje central de la pieza, no se trata de una obra sobre pedofilia. Es cierto que se habla (de manera bastante elegante) del amor y del sexo entre adultos y niños y también es cierto que cogen mucho peso y protagonismo las escenas que hay entre el avatar adulto (Joan Carreres) y el avatar niña. Pero Halley va un paso más allá. Nos habla de los cambios de paradigma relacionales a medida que las redes sociales se convierten en más y más complejas y, sobretodo, de la ética dentro del mundo virtual. Si es un espacio donde podemos experimentar las mismas sensaciones que en el mundo real, ¿en que se diferencia? ¿Cómo podemos llegar a ser en un mundo sin consecuencias? Y muchas otras que la dramaturga tiene la virtud de no respondernos.
El espacio es sobrio e inquietante. Las diferentes proyecciones nos ayudan a convocar el mundo virtual y hacerlo más comprensible. El trabajo con las imágenes se añade el espacio sonoro que ayuda a crear en todo momento una atmósfera de tensión propia del género. La iluminación nos ayuda a marcar las escenas y nos permite acceder al inframundo abriéndonos un nuevo espacio tras el primero de diseño victoriano (y estilizado). También juega un papel importante en aquello que nos dejar ver y lo que no, a qué espacios del recuerdo y de la acción podemos acceder y a cuales no, hecho que es totalmente esencial en una obra que trata los temas de confidencialidad y la encriptación.
Por último quiero hablar del trabajo actoral. Andreu Benito y Joan Carreres ofrecen un trabajo excelente gracias a su presencia encima del escenario y al dominio de los silencios. El personaje de Iris (interpretado por una niña) es sencillamente impactante a pesar de la dificultad (visible en algunos momentos) de trabajar con menores, sobretodo tratando este tema. Me hubiera gustado ver una evolución más limpia en el personaje de Mar Ulldemolins que creo que en algún momento anticipa en exceso el final de la obra. En cambio, Víctor Pi creo que sale con éxito de una actuación que parece ir por una cuerda floja y en ningún momento se deja caer en un exceso de emoción o histerismo.
Teatro: Teatre Lliure
Web teatro
Autor del texto: Jennifer Haley
Dirección: Juan Carlos Martel Bayod
Intérpretes: Andreu Benito, Joan Carreras, Gala Marqués - Carla Schilt, Víctor Pi y Mar Ulldemolins

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