Mel Gibson vuelve a dirigir tras 10 años de parón y presenta, ‘Hacksaw Ridge’, la epopeya de un superhéroe americano: un objetor de conciencia que salvó la vida de 75 personas en la batalla de Okinawa de la Segunda Guerra Mundial. Ruido y furia al servicio de un mensaje patriotero y el radicalismo religioso. En el concurso, dos películas latinoamericanas y dos italianas con resultados dispares.
Casi 10 años después del estreno de su anterior película como director, ‘Apocalypto’, Mel Gibson ha presentado ‘Hacksaw Ridge’, basada en la vida de Desmond Doss, el primer objetor de conciencia del ejército norteamericano, que si bien se alistó de forma voluntaria para luchar en la Segunda Guerra Mundial, se negó a disparar e incluso, a tocar un arma. Sus hazañas en la batalla de Okinawa, en la que salvó la vida de 75 personas, le hicieron merecedor de la Medalla del Honor del Congreso estadounidense. La película está protagonizada por Andrew Garfield, Vince Vaughn, Sam Worthington y Hugo Weaving.
Tras una primera parte muy convencional en la que un Gibson muy comedido cuenta de forma tópica el ‘chico conoce a chica’ de toda la vida y la instrucción militar tantas veces vista en el cine y la televisión, el ganador del Oscar por ‘Braveheart’, lanza toda la artillería pesada para recrear, a su manera, la batalla que da título a la película. Gibson utiliza todo el arsenal de recursos a su alcance, que son muchos, para contar la epopeya de su protagonista y convierte la hora final de ‘Hacksaw Ridge’ en un espectáculo gore-bélico enfático, exagerado y grotesco. No sólo por lo que cuenta, sino sobre todo, por cómo lo cuenta. Planificación, encuadres, música, sonido atronador… todo al servicio de la glorificación de las hazañas de Desmond Doss, (al que convierte en un auténtico superhéroe americano), el patriotismo y el integrismo religioso.
A concurso
En la competición por el León de Oro se han presentado dos películas latinoamericanas, ‘La región salvaje’ del mexicano Amat Escalante y la coproducción hispano-argentina ‘El ciudadano ilustre’ dirigida por los argentinos Mariano Cohn y Gastón Duprat, y otras dos italianas, el documental experimental ‘Spira Mirabilis’ de Massimo D’Anolfi y Martina Parenti y la comedia ‘Piuma’ de Roan Johnson.
Amat Escalante, todo un habitual del Festival de Cannes, donde su última película, ‘Heli’ ganó el premio al mejor director en 2013, debuta en la competición del festival veneciano con ‘La región salvaje’, todo un cambio en su filmografía, ya que junto al habitual tratamiento realista de sus películas, por primera vez introduce elementos fantásticos.
Los protagonistas de ‘La región salvaje’ forman una familia tradicional en un entorno conservador, misógino y homófobo. La llegada de Verónica, una joven misteriosa con una extraña herida será el detonante de una serie de extraños acontecimientos.
‘La región salvaje’ es una película imperfecta. Llena de buenas ideas y de aristas. Algunas interpretaciones no están a la altura, la puesta en escena parece descuidada, algunos pasajes requerían un desarrollo mayor. Pero también es magnética y sugerente.
Escalante logra una película extraña y perturbadora, en la que chocan unas normas conservadoras que marcan unas pautas de comportamiento concretas, con unos personajes que sienten que sus vidas están vacías y buscan algo con lo que llenarlas. Una mezcla estimulante de cine social con elementos de cuento infantil (esa cabaña en el bosque, esa criatura misteriosa) y por supuesto, el sexo.
La película que ha recibido la mayor ovación al finalizar su proyección para la prensa es la coproducción hispano-argentina, ‘El ciudadano ilustre’ de los argentinos Mariano Cohn y Gastón Duprat, que en 2009 lograron un gran éxito con ‘El hombre de al lado’.
Cohn y Duprat vuelven a basar su película en la tensión entre los que viven en el entorno intelectual /cultural / cultureta y los que ignoran a ese mundo y lo perciben como algo lejano. En esta ocasión cuentan la vuelta a su ciudad natal de un escritor argentino tras ganar el Premio Nobel, ciudad de la que salió siendo aún muy joven y que de una u otra forma sirvió de inspiración para gran parte de su obra. Y como dice el refranero se demuestra que nadie es profeta en su tierra.
En esta vuelta se encontrará a antiguos amigos y compañeros, a aficionados de su obra, a personas que intentarán aprovecharse de su fama y por supuesto, a envidiosos y gente que se ha sentido de una u otra forma, utilizada en el camino a la gloria de la celebridad local.
‘El ciudadano ilustre’ está llena de situaciones con gran potencial cinematográfico (aunque también otras demasiado tópicas), pero parece excesivamente preocupada por caer simpática. Por buscar la risotada del espectador a cualquier precio. Pero hay algo que chirría entre ese tono amable. Los hechos narrados parecen imaginados por mentes mucho más retorcidas y cínicas, lo que provoca un desajuste entre lo que el espectador ve y oye y la forma en la que se lo cuentan.
También cuenta con una pareja de directores la primera película italiana presentada en el concurso, el documental experimental en torno a la inmortalidad, ‘Spira Mirabilis’ de Massimo D’Anolfi y Martina Parenti.
El documental se apoya en 5 historias, cada una de ellas relacionada a su vez con los 5 elementos de la antigüedad: la tierra representada por las estatuas de mármol del Duomo de Milán, el aire por unos extraños tambores-campana que elaboran de forma artesanal unos músicos suizos, el fuego relacionado con la comunidad Lakota de los Estados Unidos, el agua con unas micromedusas que estudia un científico japonés y el éter con Marina Vlady y los textos extraídos de ‘El Inmortal’ de Borges.
Una mezcla de imágenes y sonidos de distintos orígenes y formatos, un poema fílmico, sugerente a veces, arbitrario otras, que nos lleva de lo gigantesco (las canteras de mármol de las que se extrae el material para la rehabilitación de las estatuas del Duomo) a lo microscópico (los microorganismos que habitan en el agua), que sólo a veces, a lo largo de sus 120 minutos, funciona.
La peor película vista hasta ahora en la competición veneciana ha sido ‘Piuma’ del director italiano de origen británico Roan Johnson, definida según el cartel publicitario de la misma como la película más ligera del año. Y ojalá fuera ése el problema de la película.
‘Piuma’ pretende ser una comedia en torno al embarazo no deseado de una adolescente y la forma en la que este hecho cambia la vida de la pareja de sosísimos jóvenes y la de sus familias. Su problema es que sus situaciones, la forma de presentarlas, sus personajes, sus diálogos parecen sacados del fondo de un baúl de los recuerdos muy profundo. Lo peor de ‘Piuma’ no es que no sea divertida, es que es muy vieja y retrógrada.
Hacer Comentario