Philip K. Dick y su obra parecen una fuente inagotable de inspiración. Pero había una de sus celebradas novelas que todavía no se había logrado adaptar. Con el empuje de Ridley Scott, por fin la versión audiovisual de “The man in the high castle” es una realidad, y la primera incursión del grupo Amazon en la producción televisiva se ha convertido en uno de nuestros grandes descubrimientos de este verano. Un ejercicio de “que hubiera pasado si …” lleno de luchas de poder, aventuras, amor, traiciones, ambiente de post-guerra y un toque de misterio.
¿De qué va?
“The man in the high castle” nos traslada al 1962, a una realidad donde los nazis alemanes y el Japón imperial ganaron la Segunda Guerra Mundial. En norte américa se han dividido el territorio entre los Estados Japoneses del Pacífico al oeste, el Gran Reich Nazi al este y una franja neutral en medio. A pesar de la frágil alianza entre nipones y nazis, se reparten el poder y las instituciones, gobernando un pueblo americano que ya casi no recuerda las libertades de que gozaba antes de la guerra.
En esta sociedad, un día una chica de San Francisco, Juliana (Alexa Davalos), ve como la policía mata a su hermana justo después de que ésta le entregue una misteriosa película y le encargue una misión: hacerla llegar al Hombre del Castillo. Sin entender nada pero determinada a descubrir más, Juliana abandona a su novio, Frank (Rupert Evans) para emprender el viaje que la lleve a cumplir el encargo. Por el camino se cruzará con miembros de un grupo de resistencia, personas que quieren restaurar el anterior modelo de vida, no pocos peligros y, sobre todo, con Joe Blake (Luke Kleintank), un misterioso chico de Nueva York que la acompañará en su periplo.
Paralelamente también conoceremos uno de los dirigentes nazis, el Obergruppenführer John Smith (Rufus Sewell), un hombre con una vida familiar perfecta y mano de hierro en la defensa de los ideales de Hitler. al Inspector Kido (Joel de la Fuente), uno de los implacables dirigentes de las fuerzas del orden japonesas. O a Nobosuke Tagomi (Cary-Hiroyuki Tagawa) uno de los ministros nipones y pieza clave en las conspiraciones entre las dos facciones gobernantes.
¿Quién hay detrás?
Para su primera producción televisiva, Amazon no se ha puesto por poco. El material de partida es el libro homónimo de 1962 de Philip K. Dick, que al año siguiente ganaría el premio Hugo.
La apuesta de Ridley Scott como productor, fue decisiva para que finalmente hayamos podido ver la adaptación de “The man in the high castle” después de algunos intentos fracasados. En 2010 Scott ya había anunciado que produciría una miniserie de 4 capítulos basada en la novela pero el proyecto no llegó a buen puerto. En 2013 SyFy dijo que lo sacaría adelante, pero tampoco se consiguió. Por fin el 2014 Amazon decidió apostar también por la serie y, después de que el piloto entusiasmara a los directivos, se materializó la orden de rodar 9 capítulos más.
Como showrunner, creador de la serie, hay otro grande, Frank Spotnitz, el hombre detrás de mucho de lo que ha pasado en Expediente X desde 1994. No obstante, en la segunda temporada, Spotnitz continuará solo como productor ejecutivo.
De la música se encarga el tándem formado por Henry Jackman y Dominic Lewis, que han puesto partitura a películas como “Capitán America”, “X-Men” o “Kingsman”. Además de la voz de la sueca Jeanette Olsson que abre los títulos de crédito de cada capítulo con una interpretación del clásico “Edelweiss”.
Montando una ucronía hasta el detalle
Lo que hace “The man in the high castle” es lo que se conoce como una ucronía, es decir, una reconstrucción histórica basada en hechos posibles pero que no ocurrieron relamente.
Y la serie pone cuidado en presentar esta realidad histórica imaginaria de la forma lo más realista posible, levantando todos los elementos de una sociedad y paseándose por todo tipo de detalles. Desde las banderas y edificios llenos de esvásticas, la simbología en las calles, las artes marciales, la manera de hablar, las instituciones, la comida o la ropa que formarían parte del día a día si se hubiera cumplido la premisa que plantea.
También el ambiente de opresión y represión en que viven los protagonistas dota a la historia de un tono oscuro con pocas luces para la esperanza. Un ambiente asfixiante, que magnifica la lucha de los resistentes, los pequeños actos de heroísmo y la brecha que abren las misteriosas películas.
Personajes: muchos y complejos
Otra de las riquezas de “The man in the high castle” es su conjunto coral de personajes, todos con sus complejidades, que dan por muchas tramas y derivadas en torno a la trama central. Los protagonistas no son planos, incluso los malos más crueles tienen su rincón para los sentimientos y los buenos sus motivaciones ocultas, lo que hace que no podamos dar por supuesto cuáles son sus lealtades, ideales o cómo reaccionarán.
Por destacar solo algunos:
Juliana Crain (Alexa Davalos) vive en los Estados del Pacífico, donde lleva una vida relativamente discreta. Vive en un sótano con su novio y todos los días visita un dojo donde practica artes marciales. La muerte de su hermana cambia su vida para siempre, llevándola por un camino de peligros y aventuras donde tendrá que espabilarse rápido para sobrevivir.
Joe Blake (Luke Kleintank) es el misterioso chico que se cruzará en el camino de Juliana. Una caja de enigmas tan atractiva como sospechosa que mantiene una peculiar relación con uno de los dirigentes nazis mientras ayuda a la protagonista en su camino para hacer llegar una de las películas a la resistencia.
Frank Frink (Rupert Evans) es el novio de Juliana, de ascendencia judia y trabajador en una fábrica de replicas de armas para coleccionistas japoneses al lado de su amigo Ed (DJ Qualls). En su tiempo libre también crea piezas de joyería aunque, de caracter discreto y resignado, parece haber renunciado a su vena artística. Su vida cambiará de forma violenta cuando las decisiones de Juliana le arrastran a un enfrentamiento con las autoridades niponas.
Jon Smith (Rufus Sewell) es uno de los altos oficiales del comandamento nazi. Un hombre de rectos principios y vida familiar ejemplar, frío, calculador e implacable en la defensa de los ideales nazis y Hitler. Como tal no acepta errores ni debilidades en los que le rodean, hasta que una noticia en su núcleo familiar hace que se resquebrajen sus creencias.
Nobosuke Tagomi (Cary-Hiroyuki Tagawa) es el ministro de Comercio de los Estados del Pacífico. La pérdida de su mujer y su hijo han marcado su carácter, aunque mantiene una personalidad afable, emocional y con inclinaciones al misticismo. Consulta habitualmente el I Ching, para adivinar el futuro y actuar en consecuencia.
El Inspector Kido (Joel de la Fuente) es el jefe del Kempeitai, las fuerzas del orden japonesas. Frío y calculador, regiéndose por un estricto código de honor, está determinado a mantener su visión del orden en la ciudad de San Francisco a cualquier precio.
¿Os la recomendamos?
Absolutamente. Los 10 primeros capítulos de la serie han sido todo un descubrimiento, tanto por su gran factura técnica, como por lo interesante del qué y cómo lo cuenta, la riqueza de los personajes y por ser una de esas historias que tiene un poco de todo; incluido un toque de misterio sobrenatural en la forma de las intrigantes películas.
En diciembre llegará una segunda temporada con 10 capítulos más, justo a tiempo para ponerse al día con la primera entrega si todavía no la habéis empezado. Yo ya estoy impaciente por saber más de esta historia.
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