La sexta temporada de Juego de Tronos ha llegado a su fin. En resumen, los creadores han optado por el espectáculo y por dejarlo todo preparado para el tramo final de la serie. Tal y como hicimos en este artículo, vamos a repasar los mejores momentos de la segunda mitad de temporada, que sin duda se concentran en los dos últimos capítulos.
Los dragones navegan hacia Poniente
Los finales deben tener épica y promesas de que en la próxima temporada nos esperan cosas todavía mejores. La flota de Daenerys con sus tres dragones custodiandola. Se dirige hacia Poniente, a Desembarco del Rey. Va al encuentro, eso ella todavía no lo sabe, de la nueva reina Cersei. Junto a la Madre de Dragones, los Greyjoy y una nueva alianza con Dorne y los Tyrell, que quieren venganza. Se prepara una nueva batalla.
Arya mata a Walder Frey
“Una chica es Arya Stark de Invernalia y me voy a casa”, le había sentenciado finalmente a Jaqen H’Ghar. En el último capítulo de la temporada, la aparición de Arya fue toda una sorpresa. La joven ha aprendido a cambiar de rostro y eso le permitió, además de un buen golpe de efecto, tachar un nuevo nombre de su lista, el de Walder Frey, aquel repugnante rey culpable de la “boda roja”. No sólo lo mató, diciéndole que su sonrisa de Stark sería lo último que vería, también le sirvió una última comida: un pastel de carne hecho con sus propios hijos. Todo un encanto de chica.
Daenerys y Tyrion, la Mano de la Reina
En medio de tanto enfrentamiento, venganza y brutalidad, el último capítulo nos regaló un momento cargado de complicidad y ternura. Tyrion Lannister había llegado a Meereen huyendo de los suyos, para encontrarse a una joven reina de la que sabía poco. Pero con el tiempo, entre los dos se ha ido estableciendo una conexión y entendimiento que pocos preveían. Tras una vida de menosprecios y ambiciones frustradas, parece que Tyrion por fin ha encontrado un sitio donde se le valora y respeta. Su inteligencia y mente estratégica han tenido recompensa: una insignia y el nombramiento como Mano de la Reina. La cámara no lo muestra, pero podríamos jurar que el Gnomo incluso dejó caer una lagrimita de emoción.
La batalla de los bastardos
Ya hace tiempo que sabemos por el funcionamiento de la serie que el noveno capítulo de cada temporada será el más intenso y ambicioso que hayamos visto hasta entonces. El título lo anunciaba todo, La Batalla de los Bastardos, el esperadísimo enfrentamiento en el campo de batalla entre Jon y Ramsay por el control de Invernalia y del Norte. Pero además, lo que nos encontramos fue un episodio que es toda una proeza fílmica y narrativa. La planificación de las escenas, la alternativa de tipos de planos, la música, el montaje y el asfixiante momento en que parece que Jon será asfixiado por su propio ejército pasándole por encima, han colocado al capítulo en el olimpo de las mejores escenas de batalla jamás filmadas. Las muertes de Rickon y del gigante Wun Wun, la paliza de Jon a Ramsay y la venganza personal de Sansa, fueron los otros elementos que redondearon la carga dramática del episodio.
Muerte de Ramsay Bolton
Hay muertes que todo el mundo espera y, aunque sea feo, aclama cuando se producen. La muerte de Ramsay Bolton ha sido casi de justicia divina. Después de todos sus crímenes y de su crueldad al más puro asesino en serie que Sansa, una de las que lo ha sufrido en sus propias carnes, le diera la sentencia de muerte ha sido gloria pura para los fans. Que, además, fueran sus perros los que acabaran con él, ya fue apoteósico. Todos los fans sonreímos a la vez que lo hacía Sansa Stark. Dulce venganza …
Cersei acaba con sus enemigos (y con Tommen)
Los 20 primeros minutos del capítulo 10 de la temporada son un ejemplo de televisión, de hecho, son un ejemplo de cine y de narrativa. El uso de la música y el montaje para ir aumentando la tensión en la escena debería enseñarse en todas las escuelas de cine, y la forma en la que la gran Cersei Lannister resuelve sus “pequeños” problemas es antológica. Dan igual las críticas que dicen que ha sido demasiado fácil, da igual que todo sea efectista, detrás hay mucha intriga y sobre todo ganas de emocionar. Como en la sutilmente retratada muerte de Tommen, culminación de esa larguísima secuencia.
Reina Cersei
La sexta temporada de Game of Thrones se ha encargado de preparar el terreno para el gran enfrentamiento final. Todos los peones están situados y uno de ellos es la reina Cersei. Lena Headey es una de las mejores actrices de la serie y su retrato de mujer sin escrúpulos y con una ambición sin límites llega al extremo con la indiferencia con la que se toma la muerte de su hijo. En esta escena, la vemos majestuosa, implacable, más terrorífica que los caminantes blancos si cabe. ¡Larga vida a la reina Cersei!
Lady Mormont, una de las estrellas de la temporada
Las sorpresas hacen felices a los espectadores y cuando no son sólo golpes de efecto, somos aún más felices. Lady Lyanna Mormont es uno de estos felices encuentros, uno que ha impresionado a los seguidores de la serie, que reclaman más espacio y más escenas para esta niña capaz de callar a los señores más importantes del Norte. Bella Ramsay, la actriz de 12 años que da vida a Lady Mormont, está encantada con la recepción que ha tenido su personaje. No me extraña. Es un trampolín excepcional para alguien que quiere dedicarse a la profesión. Esperemos seguir sorprendiéndonos con Lyanna Mormont en el futuro. Son esas sorpresas de las que hablaba al principio, las que no están planeadas.
Sansa y Baelish, las amistades peligrosas
Una de las relaciones más complejas de la serie es la de Sansa Stark y Petyr Baelish. Él, manipulador, ambicioso y enamorado. Ella, implacable y atraída por el poder. En sus escenas saltan chispas de todo tipo y estamos seguros que los dos van a protagonizar momentos muy intensos en las dos temporadas que quedan. Os dejamos con uno de sus encuentros, sin olvidar ese enigmático intercambio de miradas al final del último capítulo, mientras Jon es proclamado rey del Norte.
El origen de Jon
Con la lectura de los libros, muchos fans habían ido adivinando entre líneas la famosa teoría que se conocía como R+L= J, o dicho en palabras, la que confirmaría que Jon Nieve no era hijo de una infidelidad de Ned Stark, sino de su hermana Lyanna y Rhaegar Targaryen. Tanto bombo se le había dado a la teoría que algunos hasta creíamos que al final Martin iría por otro camino solo para fastidiar a sus avispados lectores. Pero no, gracias a las visiones de Bran, el cierre de temporada nos confirmaba que ese bebé que nació en la Torre de la Alegría mientras su madre moría desangrada en realidad era un Targaryen-Stark que acabaría convertido en Jon, el Rey en el Norte. Claro que el propio interesado aún no lo sabe y eso da pie a muchas más elucubraciones: ¿llegará a descubrir algún día su origen? ¿La confirmación de su ascendencia le confirma también como una de las tres cabezas del dragón de la profecía? Para eso tendremos que esperar un año.
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