Plantear una reseña de “L’amor que fa caure ciutats” es un ejercicio difícil, casi imposible. Hacer justicia con mis palabras a todo lo que escribe la autora china es tremendamente complicado. En las poco más de 100 páginas del relato principal y en las 30 de “Asedio”, Chang habla del amor, de un mundo que ya no existe, del papel de la mujer, de las mentiras, de los roles sociales, de la guerra y de la casualidad. Estamos ante dos historias de una gran belleza, de un potencial infinito para meravillar, que enganchan desde los primeros compases y que nos transportan a un universo exótico, pero lleno de verdades cercanas.
El volumen presentado por Club Editor (y Libros del Asteroide en castellano) se composa de la novela corta “Un amor que destruye ciudades” y del relato “Bloqueados”. La primera nos explica la historia de la familia Bai de Shanghai y cómo buscan pretendientes para sus hijas. La señora Xu les presenta a Fan Liuyuan, un rico heredero que se enamora de una de las germanas, la bella Liusu, ya divorciada. Esta relación llevará a Liusu a Hong Kong, en un momento previo a la ocupación japonesa. “Bloqueados” nos situa en Shanghai en un ambiente de violencia y guerra pero nos presenta una pequeña historia de casualidades, de encuentros y de amores que habrían podido ser.
Eileen Chang es una mujer avanzada a su tiempo y lo demuestra página tras página, palabra tras palabra en sus historias. El retrato que hace de la figura femenina es valiente y atrevido. Las suyas son mujeres que luchan por lo que quieren, que caen en contradicciones, realistas y acostumbradas a sufrir. Los personajes creados por la escritora salen de las páginas del libro y se hacen reales en la mente del lector, tangibles. Y no sólo los personajes: Eileen Chang domina con gran habilidad la creación de los escenarios, de los ambientes, de la acción y de la descripción para conseguir que su relato tenga una vivacidad y una verosimilitud extraordinarias. Leer lo que escribe es un placer para los sentidos. Aunque pueda parecer que esto es un lugar común, en el caso de estas historias es así: a medida que nos introducimos en las descripciones, en las escenas, en los diálogos o en los monólogos interiores, el mundo creado por Chang toma forma a nuestro alrededor, un mundo exótico e idealizado a ratos, un mundo que hace mucho tiempo que no existe, que posiblemente sólo ha existido como tal en la cabeza de la autora. Pero creemos en él, vivimos en él durante la lectura de la obra y mucho tiempo después.
Y si la prosa y la forma de afrontar la creación por parte de Eileen Chang son superlativas, temáticamente estamos ante un torbellino de emociones. “Un amor que destruye ciudades” nos explica una historia de amor brutal y expansiva, que trastorna personas, familias y también ciudades, que convierte a sus protagonistas en ángeles de destrucción involuntarios y metafóricos, que los entronca con héroes y heroínas clásicos, que atrapa al lector desde el principio, que lo hace viajar, sufrir y maravillarse. Y si esto no fuera suficiente, que lo es, nos sorprende la modernidad de la historia y de sus planteamientos y el retrato falsamente nostálgico y muy real de una época que transformó profundamente la sociedad china, la antesala de una revolución, de un cambio radical que llevó a la autora muy lejos de su país. Es por eso que podemos hablar de un retrato falsamente nostálgico: Chang escribe del mundo que conoció, de la China asediada, de la sociedad llena de vida y contradictoria donde creció, de un mundo, en definitiva, que tuvo que abandonar pero que le resulta muy presente. Es un mundo al que nunca pudo devolver, por la prohibición y porque dejó de existir, quedando sus obras como testigo de un momento histórico.
“Un amor que destruye ciudades” es una obra a celebrar, un libro pequeño pero excelente, una obra maestra de la literatura mundial, una feliz recuperación de un legado que nunca había llegado en lengua catalana. Disfrutar de él es un regalo y la traducción de Carla Benet es cuidadosa y de una gran belleza, respetando al máximo (teniendo en cuenta las grandes diferencias entre chino y catalán) el original. Sólo me resta aplaudir Club Editor por la valentía a la hora de publicar este libro, una valentía que puede hacer caer ciudades, al menos dentro de nuestras cabezas.
Hacer Comentario