Miriam Cano (Molins de Rei, 1982) es poeta, articulista, licenciada en Humanidades y especialista en gestión cultural. Pero también es muchas otras cosas: una lectora inquieta, una poeta con los ojos abiertos y emoción latente, una escuchadora que disfruta de la amistad sin pedir permisos. Actualmente, colabora a Catorze, Cultura Viva, escribe reseñas para NacióDigital, Poetari y Gent Normal, y charla sobre música de cine en el programa “El Violí Vermell” de Catalunya Música.
Nos adentramos en la espectacular Fábrica Estrella Damm de Barcelona. Después de dejar atrás los cálidos y brillantes tonos bronces, amarillos, cobres y trigos de la entrada, perdemos de vista la luz del Sol bajando las escaleras hacia la sala donde el escenario espera listo para recibir a Miriam; y por lo que intuimos en el equipo, una banda de música. Las paredes de ladrillo quedan cubiertas de carícias azules, rosas y violetas de los focos. No hay sillas, y la sala se va llenando poco a poco de invitados que socializan, cerveza en mano, expectación en sus rostros, sonrisas de complicidad por doquier.
“Love me tender, love me sweet, never let me go.” Míriam ha tomado el escenario entonando la balada más famosa de Elvis de una forma tan tierna como evocadora. Comienza el ejercicio metafórico de burlesque: la artista que se desnuda artísticamente sobre el escenario y nos seduce la mente a base de dejarnos entrever los secretos del proceso de creación que culminó con el parto del libro que sostiene en sus manos. “Ancoratge”, su última colección de poemas. Vulnerable pero segura, directa pero cifrada a la vez, nos guía en un viaje hacia los momentos, canciones y personas que han sido la chispa ignífuga de los diferentes textos.
Personas porque, tal como explica al inicio de la velada, esta es una obra muy influenciada por su entorno, al contrario que su anterior “Buntsandstein” (2013) que considera surgida de un lugar mucho más solitario de su alma creativa. Así, a medida que avanza la noche, vamos descubriendo los personajes, conversaciones y anécdotas que inspiraron cada trabajo. Se respira en el ambiente que ese círculo mágico de influencias està presente, y que está ligado por un vínculo invisible de amistad, admiración, talento y amor por el arte en todas sus formas.
Canciones porque, lejos de la monotonía de las presentaciones literarias de lectura más debate a las que estamos acostumbrados, la autora ha diseñado y dirige un evento dinámico en el que la música de los diversos artistas invitados se entrelaza con la poesía y todo junto resulta en una experiencia sensorial completa. Añadiendo el ingrediente de absoluta honestidad que transmite Miriam cuando habla de las experiencias y emociones ligadas a cada texto, la receta es un éxito de los que no se olvidan después de hacer la digestión.
Momentos porque, una vez adentrados en “Ancoratge”, encontramos un catálogo de momentos en el más amplio sentido de la palabra: cada poema nos transporta a un lugar concreto, en un tiempo concreto, con un sonido, olor, aspecto, sabor, respiración y emoción concretos que nos obligan a sentirlos, convirtiendo el inmovilismo mental en inviable. Las teclas que toca son distintas en cada lector, pero de alguna forma, la sensació página tras página es la de encajar la pieza final de un puzle que ni siquiera éramos conscientes de haber perdido. No puedo decir nada más de su obra, porque es una experiencia subjetiva que debe vivirse, y que habla por sí sola con palabras tan bellas como afiladas. Lo que sí puedo decir, es que esa forma tan poderosa de evocar y pintar la realidad con colores propios, es un regalo editado en papel que no os podéis perder.
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