Es un hecho demostrado que cuanto más se alarga un fenómeno, más aumentan las posibilidades que a alguien se le ocurra alguna gilipollez con el ánimo de subirse al carro y llenarse los bolsillos estirando el filón sin escrúpulos ni vergüenza. Ya pasó con los vampiros y tantos otros y ahora les toca el turno a los zombis. A zombis nazis o con inquietudes adolescentes se sumaba la ocurrencia de Seth Grahame-Smith de coger el clásico de Jane Austen “Orgullo y prejuicio” y meterlo con calzador una historia de no muertos. Pero no contentos con eso, alguien creyó que también había que hacer una película de ello, y ya la tenemos aquí.
Así la primera frase del libro “Es una verdad universalmente reconocida que un hombre soltero en posesión de una buena fortuna debe buscar esposa” se convierte en “Orgullo + Prejuico + Zombies” en “Es una verdad universalmente reconocida que un zombi que tiene cerebro necesita más cerebros”. Y a partir de aquí, cuesta abajo y sin frenos.
En la Inglaterra del siglo XIX las hermanas Bennett, como otras jóvenes de la alta sociedad británica, ha pasado un tiempo en China o Japón para entrenarse en el arte de la lucha que les permitirá defenderse de la plaga zombi que amenaza su país. Mientras la dulce Jane (Bella Heathcote) se enamora del joven de gran fortuna Sr. Bingley (Douglas Booth), su hermana Elizabeth (Lily James) se resiste a admitir sus sentimientos por el Sr. Darcy (Sam Riley) con quien mantiene constante enfrentamientos dialécticos entre orgullo y prejuicios. Y mientras tanto, los zombis empiezan a descontrolarse, devorando cerebros por las mansiones de la campiña inglesa y sembrando el terror. Así que entre dramas románticos, las Bennett deberán sacar cuchillos y espadas y encargarse de no pocos devoradores de cerebros que antes eran sus encantadores vecinos.
Si os suena divertido, descartad la idea. El forzado mash-up entre el clásico de Austen y una historia de apocalipsis zombi no funciona ni como modernizador del clásico a base de acción ni como dotador de originalidad a una historia de zombis aprovechando el texto de uno de los clásicos de la literatura.
El resultado es tal como el título, “Orgullo + Prejuico + Zombies”, una suma de elementos, no una mezcla bien trabajada, que solo consigue generar algún fugaz momento curioso. En la primera parte de la película, predomina la trama del libro clásico y la aparición ocasional de zombis resulta un elemento extraño sin mucho sentido. Eso sí, con una nueva lógica inventada que aún lo hace todo más ridículo: alguien puede ser un zombi pero que no se le note hasta que se coma el primer cerebro humano y se convierta del todo. En la segunda parte pasa al revés, el combate con los zombis toma protagonismo y entonces son las escenas del clásico las que estorban y patinan.
Me atrevería a aventurar que si la mezcla de zombis e Inglaterra del siglo XIX no se hubiese construido sobre una historia ya conocida, el experimento hubiese salido mejor. Pere el hecho de que ya conozcamos una de las tramas y esperemos la aparición de escenas y diálogos conocidos en medio de un elemento extraño, lastra el conjunto. Pero de hecho, ni siquiera llega a aprovecharse demasiado el juego que podría dar el anacronismo, más allá de ver a las chicas Bennett escondiendo cuchillos y espadas bajo faldas y corsés.
Si a todo eso le sumamos que las escenas de acción están espantosamente rodadas, con un montaje de flashes y planos cortos que delatan la poca maestría en este tipo de secuencias, lo que tenemos es un potaje atropellado sin demasiado sentido y pobremente ejecutado.
Así que tres consejos: 1. Si queréis zombis mirad “The Walking Dead”, 2. si queréis Jane Austen leed los libros originales y 3, huid de experimentos mientras cruzáis los dedos para que la cosa quede aquí, porque en versión literaria ya corren “Anna Karenina Robot”, “El Quijote Z”, “Mujercitas y hombres lobo” o “Sentido y sensibilidad y monstruos marinos”.
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