Han pasado 30 años entre los hechos de “El retorno del Jedi” y los de “El despertar de la fuerza”. Prácticamente los mismos que han pasado desde que muchos de nosotros, aún niños y niñas, pusimos los ojos como platos viendo por primera vez naves volando por el espacio, espadas de luz, malos muy malos con respiración extraña y héroes macarras rebelándose contra un imperio maligno. Aquella historia ideada por George Lucas nos hizo soñar a muchos que ya desde entonces aceptamos de buen grado la etiqueta de frikis. Y llevábamos años y meses esperando un nuevo capítulo; especulando, deseando y temiendo, emocionándonos con cada tráiler con fervor casi religioso, intentando vencer el miedo a la alargada sombra de Disney y auto convenciéndonos de que en manos de J.J. Abrams la cosa iría bien. Pues bien, por fin ha llegado la hora, nada de precuelas hiperdigitalizadas, la saga galáctica sigue adelante y ahora sí, con conocimiento de causa, podemos deciros que hemos quedado encantados con el resultado.
Esta podría ser una reseña kilométrica porque hay mucho y mucho que comentar sobre “El despertar de la fuerza”, pero eso lo dejamos en vuestras manos para las tertulias una vez hayáis visto la película. Sin hacer spoilers intentaremos resumiros lo que nos ha entusiasmado, lo que nos ha gustado y lo que se nos ha quedado más flojo del nuevo film de Star Wars.
En primer lugar, lo inevitable, tenemos que hablar de J.J. Abrams. Si con Star Trek ya hizo un trabajo excepcional, poniéndose al mando de una saga de la que siempre se ha confesado megafan, teníamos mucha fe en lo que podía hacer con Star Wars. Y vaya si lo ha conseguido, Lo más destacable de la película es la gran habilidad con la que ha sabido encontrar el equilibrio preciso entre la saga clásica y el dar un paso adelante. Aquí no se ha optado, como se hizo en los Episodios I, II y III, por construir naves, mundos y criaturas hiperdigitales, sino que se trata casi con reverencia los escenarios, artilugios y personajes de la saga clásica, para usarlos como puntal de una historia nueva tres décadas después. Hay nuevos personajes, pero los antiguos y la herencia de sus actos tienen su papel; hay escenarios nuevos pero también recuperamos los clásicos; la aventura es nueva pero los omni-temas del viaje del héroe o la tragedia familiar niveles shakespearianos está bien presente.
Y así, se recupera aquel espíritu de aventura, épica y también sentido del humor que hacía las primeras películas tan especiales. Combinando unas cosas y otras, “El despertar de la fuerza” resulta trepidante, emotiva y divertida siguiendo un patrón muy similar al del Episodio IV, en algún momento demasiado. Además, Abrams ha procurado hacer el film entendible para las nuevas generaciones a la vez que ha llenado el metraje de guiños a los espectadores de siempre con un montón de detalles.
Para continuar, querría destacar dos de las nuevas introducciones de la saga. Una es la protagonista femenina, Daisy Ridley interpretando a Rey es todo un acierto de casting. Ella encarna el espíritu de la película, cuando es necesario es emotiva sin ser ñoña, cuando la historia lo requiere participa con fuerza de la acción y cuando hace falta transmite la excitación de la aventura reflejando la del propio espectador. La otra es el nuevo robot, BB-8, un más que digno sucesor, por no decir directamente evolución, de R2-D2. El BB8 ha conseguido lo que no se consiguió en los episodios I, II y III, crear un nuevo personaje que es desde ya de los más grandes y apreciados de la saga, original, divertido y entrañable.
Seguiré alabando este aspecto más analógico que transpira el film sin renunciar a una acción bien rodada. En “El despertar de la fuerza” evidentemente hay muchísimos efectos especiales, pero aquí uno no tiene la sensación de estar todo el rato mirando un croma con frías imágenes digitales sobre él. El aspecto visual ofrece una sensación más cálida, natural y creíble. Y sí, tenemos una nueva espada láser en forma de T, unos lambda evolucionados y algún nuevo transporte, pero no hace falta mucha filigrana más porque de hecho ver volar X-Wings, cazas TIE y el Halcón Milenario ya nos pone la piel de gallina.
Entre los nuevos personajes, opino que les cuesta un poco arrancar al nuevo piloto estrella de la rebelión, Poe (Oscar Isaac), o el compañero de aventuras de Rey, Finn (John Boyega), aunque tampoco desmerecen ni mucho menos el reparto. En el lado maligno encontramos a un nuevo general de la Primera Orden heredera del Imperio, Domhnall Gleeson que va ganando peso a medida que avanza el metraje, la capitana Phasma (Gwendoline Christie), el nuevo malvado Kylo Ren (convincente Adam Driver) y por encima de ellos el que personalmente menos me ha gustado del film, el Lord Supremo (Andy Serkis). Entre todos ellos retoman ese temible régimen del terror de aires dictatoriales que constituyen el lado oscuro.
Añadamos a todo ello la música de John Williams, con pocas variaciones sobre los temas originales, y la participación de Lawrence Kasdan en el guión y ya tenemos el renacer de la fuerza.
Con todo esto y otras cosa que no puedo contaros, “El despertar de la fuerza” establece el perfecto puente entre la saga clásica y la nueva etapa de Star Wars, a la vez que nos deja la sensación de ser una promesa, una plataforma de lanzamiento bien cimentada para lo que está por venir más adelante. Si lo que está por venir será más sorprendente, mejor como las segundas partes de varias sagas lo son cuando ya se han librado de la fase introductoria, está por ver.
Nos quedan por delante dos años de nuevas dudas, esperas y tribulaciones sobre si el director Rian Johnson será un buen piloto para la próxima nave. Pero por ahora disfrutemos, porque Star Wars ha vuelto con mucho de lo que nos atrapó de ella tres décadas atrás. La fuerza ha despertado y no hay que resistirse a ella.
Hacer Comentario