Quizás muchos de vosotros lo encontráis exagerado. Otros muchos defináis como freak el cariño que tenemos unos y la devoción absoluta que tienen otros a “La guerra de Galaxias”. Pero algo debe de tener de especial cuando tanta gente ha seguido con fervor y con ritual prácticamente religioso esta saga galáctica.
Para la receta de “La guerra de las Galaxias” el cocinero George Lucas cogió un poco de aquí y un poco de allá, convirtiendo la mezcla en un combinado perfecto de acción, fantasía y cine de aventuras.
Apuntad bien la receta:
Una pizca de aquellos cuentos de hadas que todos hemos escuchado cuando éramos pequeños. El viaje del héroe no es una estructura clásica sólo del cine. De hecho tiene su origen en los relatos y en todos aquellos cuentos como Hansel y Gretel y Caperucita roja. Un joven inexperto que entra en un mundo peligroso y con la entrada en este mundo y el enfrentamiento a sus peligros también entra a su madurez.
Una pizca de documentales bélicos que el pequeño Lucas veía antes de cada sesión de cine en Modesto, su pueblo, con impactantes escenas de luchas aéreas grabadas desde la cabina de los imponentes bombarderos B-52.
Añadid unas gotas de misticismo oriental, con las luchas de samurais imprescindibles en cualquier película histórica (jidaigeki) japonesa, con el grande Akira Kurosawa al frente, y la filosofía budista del karma y del Nirvana (decidle karma, decidle nirvana, decidle LA FUERZA. …¿a que os suena?).
De la madre Europa, Lucas extrajo la esencia de uno de los mitos de los pueblos anglosajones, el Rey Arturo y los caballeros de la mesa redonda. Un rey, una princesa, un mago, una espada legendaria y Camelot.
Pues bien, se mezcla todo, se cuece a fuego lento, pones el talento de un director novel y… “voilà”, aquí lo tenéis: “La Guerra de las Galaxias“!
En 1972, Lucas ideó una saga espacial de serie B con algunos compañeros suyos de la escuela de cine, que lo ayudaron en algunos de los diálogos (Gloria Katz, fue una de ellas). Antes del verano de 1973, Lucas tenía acabado un borrador con el que empezó la investigación de financiación. Y no era una tarea fácil, porque en aquellos años las películas de ciencia ficción no tenían demasiada recaudación. La gente estaba acostumbrada al cine catastrófico y las productoras no estaban dispuestas a arriesgar en el proyecto extraño de un director sin experiencia. Lucas ofreció la película a Universal y a United Artist y las dos rechazaron el proyecto.
Sin caer en el desaliento ofreció el proyecto a Alan Ladd Junior, que era la nueva cabeza de temas creativos de la 20th Century Fox. Ladd creyó en el talento de Lucas a pesar de que tanta fantasía se le escapaba un poco de las manos. Al mismo tiempo, otro proyecto de Lucas protagonizado entre otros por Harrison Ford, y con el título de American Graffiti se convertía en tercera película con más recaudación de 1973. El éxito de la película hizo posible también Lucas firmara un precontrato por La guerra de las Galaxias. Era 1974 y Lucas empieza a escribir el guion definitivo. Un guion que parecía tener vida propia y que Lucas tuvo que simplificar hasta acabar siendo el que todos conocemos.
El primer guion tuvo 200 páginas. Largo, demasiado largo. Para solucionar Lucas decidió hacer la película del primer tercio del guion y más tarde ya haría el resto. Así la historia galáctica de Lucas se convertía en una Trilogía Galáctica.
Al mismo tiempo que Brian De Palma preparaba el casting de Carrie (1976), Lucas estaba con el de La Guerra de las Galaxias (1977). Intentaba conseguir su princesa Leia. Había visto a gente como Terri Nunn, Cindy Williams, Jodie Foster o Sissy Spacek. De Palma, por su parte, ya tenía prácticamente elegida a Carrie Fisher, hija de Debbie Reynolds, como su princesa del terror. Pero ante la negativa de Fisher a salir desnuda, Lucas y de Palma intercambiaron sus protagonistas. Carrie Fisher se convertía en Leia después de comprometerse a perder algunos kilos, cinco concretamente y Sissy Spacek hacía de Carrie.
Para Luke Skywalker (aunque el protagonista se llamaba Luke Starkiller hasta el mismo día de empezar el rodaje), Lucas recurrió a Mark Hamill puesto que quería alguien que le pudiera transmitir inteligencia e integridad.
Sólo quedaba Han Solo. Kurt Russell, Perry King, Nick Nolte y Christopher Walken hicieron las pruebas. Mientras, Harrison Ford ayudaba a Lucas a hacer las pruebas de pantalla de las actrices. Lucas no quería ofrecer el papel a Ford, puesto que ya había trabajado con él en American graffiti y quería caras nuevas. Pero a pesar de su negativa inicial, prueba a prueba Lucas se dio cuenta que no le había que buscar ningún otro Han Solo, ya lo tenía allí.
Finalmente, quedaba el papel del maestro Jedi. Lucas optó para elegir una cara conocida y de prestigio, Sir Alec Guiness.
Por el papel del malvado protagonista, Darth Vader, Lucas eligió al campeón de culturisme David Prowse, que tenía en su historial papeles como el de Frankenstein en películas de terror de la Hammer. Pero esto no fue todo, Lucas tenía un cuerpo por Vader, pero quería una voz impresionante por él. Inicialmente se cuenta que Lucas quería al mismo Orson Welles como voz del lado oscuro de la fuerza. Finalmente eligió la de James Earl Jones. Aquí la voz del malvado es la de Constantino Romero.
Dentro del disfraz de Chewie, estaba Peter Mayhew un camillero de un hospital de Yorkshire de más de dos metros de altura. Dicen que cuando Mayhew se levantó del sofá para decir hola a Lucas, enseguida comentó que ya tenían a Chewbacca.
Por último estaban los dos robots. Para ponerse dentro de la piel dorada de C3PO eligió Anthony Daniels un actor bastante delgado, y con experiencia de mimo.
Finalmente para R2D2, tuvo la suerte de conocer a Kenny Baker un cómico teatral de un metro de altura y con la fuerza suficiente para mover los 40 kilos que pesaba el robot.
El equipo estaba completo.
El rodaje y montaje de la película fue bastante agónico. Primero un rodaje en Túnez con un calor infernal y con trombas impresionante de agua (si, agua al desierto, y hacía 50 años que no pasaba una cosa igual) que estropearon decorados.
De manera paralela Lucas reunió a un grupo de jóvenes, y no tan jóvenes, encabezados por John Dykstra, y empezaron una investigación contra reloj con los efectos con pantallas azules, el “chroma” y las maquetas de las naves que tenían que surcar el espacio. Las naves, se graban con la pantalla azul de fondo, y posteriormente este color se sustituye por lo que quieres, desde una imagen fija a un fondo de estrellas.
Después de mucho trabajar, haciendo maquetas y maquetas, el grupo convirtió todas aquellas pantallas azules con batallas interestelares. Aquel primigenio grupo de jóvenes se pasó a llamar “Industrial Light and Magic“.
Ben Burtt fue el encargado de añadir la capa de sonido a la película. Una respiración claustrofóbica para Darth Vader, el llanto de un bebé sintetizado para los silbatos de R2D2 o gruñidos de oso y otros animales para Chewbacca fue algunas de las cosas que utilizó.
Finalmente con el montaje hecho, Lucas hizo un visionado por los amigos entre los que se encontraban Steven Spielberg, Brian de Palma y Francis Ford Coppola. A ninguno de ellos, excepto a Spielberg (él también es de otra galaxia) les gustó la película.
Lucas entonces decidió que el que le hacía falta era una buena banda sonora. Una banda sonora clásica por una película de las galaxias. John Williams fue el elegido y el resultado ya lo conocéis. Unas notas y todos sabemos identificar la película a la que pertenecen aquellas notas.
Finalmente, en marzo de 1977, la película se estrenó en sólo 37 salas. El mes siguiente las salas de cine se peleaban para proyectar aquella película, la gente hacía colas a las puertas de los cines donde se proyectaba, el marketing se disparaba y Star Wars se convertía en un éxito de taquilla. Ya tenemos el inicio de una saga mítica.
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