James Bond tiene los Martini, los coches de lujo, las chicas Bond, a M y a Q. El equipo del FMI tiene sus gadgets, los mensajes que se autodestruyen, las máscaras, motos, la clandestinidad y un equipo multi talentoso capaz de hacer posible lo imposible. El primero ha ido cambiando de rostro con los años, al segundo lo lidera desde el incio un Tom Cruise que quizás no será el más alto y musculado pero que ha sabido ponerse cómodo en la piel de Ethan Hunt. Y uno y otro son a cada entrega una parada imprescindible en el cine para amantes de la acción, las intrigas de esías y ver una vez más como estos antihéroes salvan al mundo de las intenciones del malvado de turno.
Los elementos de base están ahí, no varian y el público ya cuenta con ellos. Así que para que la cosa funcione hay que combinarlos con gracia, incluirlos en un guión que tenga al espectador atrapado mientras se van presentando los ingredientes, y una dirección que combine lo trepidante con la elegancia y le de al conjunto una factura lujosa. y eso, una vez más, es lo que han conseguido con la quinta entrega de Mission Impossible.
En este caso todo empieza con una vista del gobierno americano para decidir si desmantelar el FMI (no el Fondo Monetario Internacional, la Fuerza Mission Impossible). Y mientras uno de sus miembros, William Brandt (Jeremy Renner), intenta alegar su valía, el director de la CIA (Alec Baldwin) se sale con la suya de echar el candado a la fuerza especial. Pero mientras tanto, Ethan Hunt (Tom Cruise), Luther (Ving Rhames) y el experto técnico Benji (Simon Pegg) se encuentran persiguiendo a un grupo de rebeldes chechenos que han robado unas armas nucleares. Ese hilo les llevará a enfrentrarse a una nueva organización criminal mundial llamada El Sindicato, intentar descubrir la identidad de la mente maquiavélica que hay detrás, y cruzar caminos con una misteriosa agente (Rebecca Ferguson) que no acaban de saber de qué lado está. Esta podría ser su última misión y deben llevarla a cabo sin apoyos. Imposible? Evidentmente para Hunt y su equipo esa palabra no existe.
En esta ocasión coje las riendas Christopher McQuarrie, guionista de “Sospechosos habituales” y que ya ha trabajado con Cruise en diversos proyectos como “Jack Reacher”, “Operación Valkyria” o “Al filo del mañana”. Y se nota que uno y otro van bien compenetrados y que saben qué es lo que hace funcionar el engranaje de una película de esta saga. Uno con un guión trepidante que va desvelando pequeños misterios sin perder a nadie, escenas de acción bien rodadas en escenarios que van de la ópera a un avión despegando, y un desarrollo donde encajan en justa medida acción, sentido del humor y seriedad. Cruise poniendo su físico que no cuadraría del todo con los cánones del prototipo de héroe de acción, per que mientras corre, conduce motos, se lanza a tanques de agua, lucha con una banda de rusos dispuestos a machacarle o salta sobre el ala de un avió en marcha, te creas que puede hacerlo. O que, francamente, te importe un pimiento si es imposible o no hacerlo, porque verlo resulta emocionante. Y sus partenaires jugando con solvencia la carta que les toca; Pegg aportando las notas más divertidas, Renner poniendo el semblante serio del que tiene que lidiar con las instituciones, Rhames el combinado de corpulencia y corazón, y Ferguson la sensualidad perfectamente capaz de valerse como contrapunto del protagonista.
Así, sin inventar nada demasiado novedoso, pero trabajando bien con lo que tienen entre manos, el equipo de esta nueva Mission Impossible nos deja un film que funciona estupendamente como entretenimiento veraniego. Y que hace que nos parezca fantástico saber que ya se está trabajando en una sexta entrega, porque si las siguen haciendo así de bien, a nosotros no nos importa repetir.
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