22 años después del incidente de Isla Nublar, el parque temático “Jurassic World” necesita una nueva atracción para obtener más visitas. Pero la idea de crear un nuevo dinosaurio con ese fin se convierte en su peor decisión.
Esta temporada la industria del cine nos presenta todo un conjunto de secuelas a sagas que acabaron hace más de diez años. Así, hoy llega a los cines la cuarta parte de la saga “Jurassic Park”, 14 años después de finalizar la trilogía original.
En un principio, se podría plantear que tal realización no es necesaria a nivel narrativo. Pero que el sueño de John Hammond se haga por fin realidad y se vea el parque abierto al público era un hito histórico para la saga. Pero, como muchas veces pasa cuando se tienen todos los ingredientes para cocinar un perfecto manjar, la cantidad es demasiada a controlar y la presión lleva a la facilidad.
El parque temático “Jurassic World” lleva 10 años abierto con un éxito impresionante. Pero ahora que las visitas han empezado a descender, y siguiendo órdenes más comerciales que científicas, se ha creado un nuevo dinosaurio que resulta ser demasiado peligroso como para dejarlo suelto o mostrarlo al público (inútil, ¿verdad?). Para controlarlo deciden contar con la ayuda del único miembro competente del parque, Owen Grady (Chris Pratt), el entrenador de velociraptores, para que les haga ver que sus actos (y el guión) carecen de lógica.
El parque lleno de civiles, velociraptores adiestrados, facilidad aborrecedora para superar “Jurassic Park III” y un nuevo dinosaurio capaz de camuflarse, burlar las cámaras térmicas y altamente inteligente son solo algunos de los elementos que podrían haber hecho de “Jurassic World” una película épica que reavivara el éxito de “Jurassic Park”. Pero lo que podría haber sido un nuevo comienzo acaba siendo el mismo comienzo, puesto que todas las cosas buenas y originales que aporta la presentación acaban dirigiéndose al “más de lo mismo” durante el segundo acto del film.
Los fallos en el guión que son incluso remarcados por los personajes se unen con los de edición para hacer pensar al público que 14 años de espera no han sido suficientes para realizar una buena obra. La media crítica social presentada en un inicio y que oscila entre el maltrato en los zoológicos y el poder del capitalismo, se pierde en un desenlace que hace pensar que el primero es necesario y el segundo no tiene credibilidad viendo la calidad del film.
Tres películas cometiendo los mismos errores y no siendo capaces de controlar a los dinosaurios resultan en una cuarta parte sobre como cometen los mismos errores y no son capaces de controlar a los dinosaurios. Visualmente satisfactoria y narrativamente entretenida, “Jurassic World” se queda en la suficiencia cinematográfica y en el “tanto rollo para esto”. El único mérito que se le puede atribuir es que el personaje de Bryce Dallas Howard aguante toda la película corriendo delante del Indominus Rex con esos tacones.
Hacer Comentario