Hanzô. El camino del asesino
7Nota Final

Vuelve Hattori Hanzô, el shinobi (lo que viene a ser un ninja) más conocido y reconocido de la historia de Japón. Esta vez de mano de ECC, que publica el primero de los 10 tomos de la serie “Hanzô, El camino del asesino”, obra que aúna dos grandes talentos del cómic japonés: Kazuo Koike (guión) y Gôseki Kojima (dibujo).

Algunos creerán conocer a Hanzô por el videojuego “Samurai Warriors”, o incluso como uno de los personajes de la película de Tarantino “Kill Bill Vol.1”. Ni siquiera conoceréis al verdadero Hânzo por más que os hayáis empapado de series de anime como “Basilisk: The Kouga Ninja Scrolls”, “Naruto”, “Oda Nobuna no Yabou” o “Brave 10”, en las que Hanzô aparece retratado de multitud de formas, como si fuese más mutante que una tortuga ninja. De hecho poco se sabe de él, bueno, de ellos, y es que hubieron varios guerreros con ese nombre que, durante el medievo japonés, fueron sirviendo fielmente a la familia de shôgunes Tokugawa. Sólo el primero de los Hanzô (Yasunaga Hanzô Hattori) puede considerarse como lo que ahora conocemos como un ninja.

Nos sitiamos el Japón de finales del siglo XVI, en medio de una especie de Juego de Tronos protagonizada por tres grandes generales: Nobunaga Oda, Hideyoshi Toyotomi e Ieyasu Tokugama. El Hânzo Hattori de este gekiga es el hijo del primer Hânzo, a quien se le encomienda la misión de servir y proteger al señor Ieyasu Tokugama, el joven shôgun que quiere unificar Japón. Ambos, en plena adolescencia, inician un viaje de crecimiento personal del que seremos testigos.

A pesar de que la obra se creara entre 1978 y 1984, época en que el concepto de gegika estaba de capa caída, “Hanzô: El camino del asesino” tiene todo lo que hay que tener para ser un buen gekiga. Acción, un argumento profundo, sobriedad, conversaciones inteligentes, y algo de sexo también. El tándem Koike / Kojima, que ya había funcionado años atrás en obras como “El Lobo Solitario y su cachorro”, puso toda la intención en ello.

Vinyeta de "Hânzo. El camino del asesino"

Kojima imprime en sus dibujos ese realismo feo, alejado del manga más popular, y añade una dosis alta de movimiento al asunto. Dibujos que se resultan tan sucios y turbios como fascinantes. Koike por su lado aporta fidelidad histórica. El trabajo de documentación de Koike y sus ganas de presentar una historia lo más veraz posible (aunque en ocasiones no le quede otra que tirar de ficción) hacen de “Hânzo: El camino del asesino” un auténtico retrato del Japón Medieval, sobretodo en términos de relaciones sociales/humanas. Una maestría que se manifiesta en diálogos llenos de detalles y nombres, así como en referencias al idioma japonés arcaico. Una maestría que de hecho puede complicar bastante la lectura al lector más profano, que puede verse tentado incluso a abandonarla antes de acabar este primer volumen.

Vinyeta de "Hânzo. El camino del asesino"

Pero si algo hace disfrutable este “Hânzo” es la humanidad que desprenden los personajes, que hace que nos quedemos enganchados a sus páginas para saber más de esa relación tan especial como sorprendente entre protegido y vasallo. Sus salidas de tono, en las que se muestran con naturalidad conductas de lo más tachables, y otros momentos de intimidad llenos de complicidad, hacen de contrapeso perfecto para esas enajenantes tribulaciones políticas.


Editorial: ECC
Páginas: 464
Precio: 14,95 €
Guión: Kazuo Koike
Dibujo: Gôseki Kojima

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