Mi relación con la comida
9Nota Final

Interpretar un texto de Angélica Lidell y no ser Angélica Lidell es un riesgo y un acto de valentía. Quienes hayan podido disfrutar de la dramaturga, directora, actriz y/o performer, habrán observado un estilo muy personal que es preferible no imitar puesto que en el cuerpo de otros intérpretes chirriaría.

Los martes de noviembre encontramos a una osada Esperanza Pedreño en el Teatro Galileo que no solo convence sino que emociona e incomoda a su público. La actriz que tomas las riendas de la función lo hace con un texto sugerente: “Mi relación con la comida”, galardonado por SGAE en 2004 y que nada tiene que ver con trastornos alimenticios.

Continuamente, se reincide en que los principios de la protagonista de este relato no le permiten el lujo de comer en un sitio con gente de una alta clase social mientras ella habla de su obra. Este leitmotiv desencadena en un monólogo que mezcla ideas Marxistas contra el capitalismo y axiomas de Platón de cómo debe ser el teatro.

En esta función preocupa la ignorancia frente al hambre y la decadencia de la cultura hacia el esnobismo. A una persona culta -según la función- no le intranquiliza la necesidad de comer, le obsesionan los sentimientos y habla y debate acerca de ellos porque es lo que realmente le interesa. Se desocupa de si nuestra protagonista ha tenido que convivir durante siete años con cucarachas o de las magulladuras que haya podido sufrir su abuela en medio de un trabajo de ganadería imprescindible para la supervivencia de su familia.

Este discurso trasciende afirmando que la miseria es el genocidio permitido o cuestionándose qué parte le dedica el estado al amor. Acaba con conclusiones como que el estado es, o debería ser, el equivalente al arte. ¿Descabellado? Puede parecerlo pero Lidell y Pedreño nos ganan el pulso a carcajadas.

Teatro Galileo Mi relación con la comida

Se encuentran numerosos elementos de utilería en escena cargados de significado. Pero, por supuesto, debo mencionar el vestido que lleva la actriz. La ductilidad de éste permite que ella nos traslade a distintos escenarios sin grandes escenografías, simplemente con su colocación.

Pienso que este espectáculo es imprescindible para la situación en la que se encuentra España y que es capaz de llegar a un público poco fiel con el teatro. Los del ámbito de la cultura nos hemos sonrojado con las declaraciones del pasado martes pero las personas que procedan de otros gremios también podrán sentirse involucrados con la hipocresía que se denuncia en escena.

En realidad, que adviertan que lo que se debe hacer es rajar el vientre del mundo con la fuerza del hambre para saciar pudores, acaba tocando a zapateros y a comediantes.

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