Música estridente, diez actores en escena semidesnudos, una directora actante que ilumina y dirige en vivo la escena, un espacio desolador lleno de tierra que se transforma en el polvo que somos y en el que nos convertiremos. Así es el inicio de Hambret o, tal vez, el final.
Nave 73 es un lugar valiente por atreverse a programar una función de tal envergadura. Cada vez me convence más la oferta de esta sala alternativa que apenas cuenta con dos años de vida. Del 3 al 6 de Noviembre nos sorprende con el trabajo de la Compañía Laboratorio Teatro. Multicultural, arriesgado, experimental y sentido desde el alma. Como dice la directora del proyecto, Jessica Walker, “No busco la proyección del actor sobre el escenario, busco su alma. Sólo así podré ver su belleza”.
Espectadores, se preguntarán cuál es el argumento o la razón de ser de esta función y yo no sabré contestarles con una afirmación rotunda. Me ha parecido que Hambret habla de la oscuridad del corazón, de no responder a nuestras pulsiones aún percibiendo que están presentes en nuestro sentir. A diferencia del clásico Hamlet, aquí la locura es debida a la no libertad que desemboca en el hambre de amor podrido hasta ser sustituido por la ambición de derrotar al otro.
No se vayan a creer que todas estas conclusiones las dicen en tono melancólico a modo de soliloquio. La propuesta que ofrecen los actores es animal, visceral, desgarradora…Bastante alejada del naturalismo. Para entendernos, Artaud estaría orgulloso de ver este montaje.
Los abrigos de piel que tapan a los intérpretes son utilizados como látigos responsables de la sonoridad estrepitosa de la función. Lo que se enseña al público está muy cuidado. Verán una única combinación de colores: la piel de los actores y la negrura de sus trajes. La luz evoca un aire cinematográfico para acotar la zona en la que se debe estar atento.
Fíjense en la artificialidad de muchos de los movimientos escénicos. Se encuentran en un lugar lejos de lo tangible. Ese espacio es un lugar de locura que intenta encontrar la luz obedeciendo a la voz de sus corazones. Pero tal y como dice una actriz, “¿qué esperan de esta función? Esto no es una función es una defunción”.
Al fin y al cabo, todos tenemos un poco de esos Hamlet, Ofelia, Claudio o Gertrudis. Si alguien no se siente identificado con la réplica con la que concluiré, que no vaya a ver esta función. De lo contrario, corra hacia Nave 73.
“Mi corazón desea lo que no tiene y cuando llega a tenerlo se muere de miedo.”
Es pot veure a: Nave 73
Text: Compañía Laboratorio Teatro
Intèrprets: David Bocian, Julieta Dentone, Mario González Aragón, Karla Ontiveros, Ángela F.
Palacios, Ana Planes, Julia Rabadán, Roser Vallvé, Patrick Martino, Camilo Zaffora

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