Ingenioso, poético, valiente, reivindicativo….Ni un remado de adjetivos sería capaz de describir la genialidad del texto de María Velasco.
La que fue galardonada con un Marqués de Bradomín nos sorprende esta temporada con la reposición de Manlet en Nave 73. Velasco, para mí hasta ahora una desconocida con muy buenas referencias, no solo ha acertado con su libreto sino que ha tenido la suerte de verlo representado por una compañía que funciona a la perfección en escena.
Inés Piñole está a cargo del entresijo disfuncional de dos familias actuales con referencias clásicas (perfectas para despertar la carcajada intelectual del público). Por un lado, se presenta a Hamlet, a Getrudis y a una Ofelia espontánea como reflejo de la Vieja Europa atascada en el mundo de las ideas, imposibilitada para llegar a la acción. Por contraste, se encuentra a la pareja entre Medea y Jasón ubicados en el terreno de los impulsos desencadenados en barbarie. Se es testigo de la lucha entre lo racional y lo visceral:
“MEDEA.- Lo aprendí en la calle. “Revenge his foul and most unnatural murder”.
HAMLET (Dándole la espalda).- La venganza no termina con el dolor sino que se vuelve contra el hombre mismo y lo destruye.
MEDEA.- ¡Bobadas! Ver sufrir produce bienestar, hacer sufrir más bienestar todavía.
HAMLET.- El individuo es conciencia.
MEDEA.- El individuo es libertad.”
El trabajo actoral debe ser galardonado al menos con una ovación de aplausos cesada por el escozor de manos. Un Hamlet Original – Fíjense en la perfecta dicción inglesa de Kike Guaza encarnado en el reflexivo príncipe de Dinamarca y en esa mirada que consigue atravesar al que se aloje en la última fila.- o una Gertrudis especialmente hermosa que pese a tener un título nobiliario, no se queda atrás con sus declaraciones: “¡No es fácil volver a tener un orgasmo después de dilatar diez centímetros en el parto! Mi amor por ti…es lo que más ha envejecido mi corazón. La familia es el principal enemigo del orgasmo.”
¿Mi consejo? Eviten pestañear durante la función: cada palabra es un giro de belleza. No se pierdan ni un movimiento de estos actores, especialmente de la medeante Mabel del Pozo (confieso que tardaré en olvidar su bestia escénica). Debo decir que lo tiene “fácil” con el prodigioso texto que se le ofrece por ser una combinación entre un tono poético con vulgaridades mundanas. Esto desemboca, irremediablemente, en la comedia:
“Medea intentó matar su amor por Jasón. Medea trataba de imaginárselo cagando y lo seguía amando.”
Personalmente, y siendo un poco quisquillosa, me hubiese gustado que la directora hubiese sido totalmente fiel a las propuestas escénicas de la dramaturga. Como he tenido la suerte de poder leer el libreto de Velasco, he visto un constante juego con el agua, unas imposiciones sonoras o proposiciones de objetos como lavadoras que hubiesen vestido la escena de signos efectivos y bellos. (Entiendo que si mi deseo se hubiese cumplido, los costes de producción se hubiesen disparado.) Me permito decirles, que con Velasco se disfruta en escena y tras el papel. Se puede leer un carácter cándido y astuto a partes iguales. Hay poesía hasta en las acotaciones…
La delicadeza se atesora durante el espectáculo con, por ejemplo, una cuidada luz. El empleo de una lámpara colgada del techo que llegaba hasta la altura de los actores permitía intensificar algunos momentos.
La función también tiene pinceladas reivindicativas que no caen en la obviedad o en una tónica didáctica:
“Los hombres tenéis suerte: podéis extenderos como una epidemia y no os secáis.”
Si continuo con elogios, pensaran que me han comprado. Solo puedo decir: ¡Vayan!
Es pot veure a: Nave 73
Text: María Velasco
Intèrprets: Laura Aparicio, Kike Guaza, Mabel del Pozo, Joseba Prieto i Teresa Soria Ruano.
Envía una resposta