Tras un buen arranque de la sección a concurso, ni el cine francés por partida doble con lo nuevo de Benoît Jacquot y de David Oelhoffen, ni la esperada nueva película de David Gordon Green, ni una de las apuestas a priori más potentes del festival, como lo nuevo de Fatih Akin han estado a la altura de las expectativas. Ha tenido que ser el cine italiano y ‘Hungry Hearts’ de Saverio Costanzo el que anime la competición.
No está siendo de momento éste un buen año para el cine galo en la Mostra. Tras la decepción de Xavier Beauvois con ‘La rançon de la gloire’, llegan las de Benoît Jacquot con ‘3 Coeurs’ – en la que repiten Benoît Poelvoorde y Chiara Mastroianni – y David Oelhoffen con ‘Loin des hommes’.
‘3 Coeurs’ es un melodrama romántico protagonizado además de por los ya mencionados Poelvoorde y Mastroianni, por Charlotte Gainsbourg y Catherine Deneuve. Puro star-system del cine galo. Tras un arranque poco original – dos desconocidos se conocen, surge la chispa y conciertan una segunda cita a la que uno de ellos no puede acudir por causa mayor – pero eficaz, la película empieza a recurrir a casualidades forzadas, a formas de actuar de los personajes incoherentes a conveniencia del guionista – creíbles quizá en adolescentes, pero no en personas de alrededor de 40 años – que provocan que lo que podría haber sido algo turbio e inquietante, acabe siendo un folletín cargante y desatinado. Relaciones ocultas, amores secretos y una innecesaria trama de inspección fiscal al político de turno que suponen una de las mayores decepciones de lo visto hasta ahora en el Lido.
La segunda película francesa de esta crónica, ‘Loin des hommes’ de David Oelhoffen, es una adaptación libre de ‘El invitado’ de Albert Camus, una especie de western – con sus colonos, sus colonizados, sus rebeldes, su ejército caballo – ambientado en las montañas del Atlas a mediados del siglo XX y protagonizado por Viggo Mortensen que interpreta a un profesor de escuela que deberá escoltar hasta la ciudad más cercana a un argelino acusado de asesinato.
A pesar del juego que podría haber dado este material de partida, Oelhoffen se limita a mostrar los hechos de forma lineal y plana, sin conseguir que salga a relucir la camaradería entre los dos protagonistas, ni las implicaciones morales de los hechos que cuenta y limitándose a un aprovechamiento meramente estético de los espectaculares escenarios naturales en los que está rodada. Una película que a pesar de transcurrir al 100% en exteriores huele a cartón piedra.
Y algo parecido podemos decir de la que a estas alturas de competición es para muchos la mayor decepción de la competición de esta edición del festival: ‘The Cut’ de Fatih Akin, una superproducción europea que narra la epopeya de Nazaret Manoogian (Tahar Rahim), un herrero armenio que tras ser separado de su familia durante la Primera Guerra Mundial, primero deberá luchar por su vida y más tarde recorrer medio mundo en busca de sus familiares desparecidos.
‘The Cut’ recuerda para mal a aquellos ‘Grandes Relatos’ televisivos de hace décadas: una historia de corte épico, una puesta en escena convencional y decorados muy lucidos con olor a naftalina. Y aunque tras una presentación de personajes esquemática y pobre y el shock inicial de escuchar a los actores interpretando a armenios hablando en un inglés con los más variados acentos, ‘The Cut’ tome algo de vuelo, el resultado final acaba siendo un armatoste que llena la pantalla, pero no se siente.
Y por si nos quedamos con ganas de más Al Pacino tras ‘The Humbling’ de Barry Levinson, en la sección competitiva hemos podido ver ‘Manglehorn’ del prolífico David Gordon Green, otro vehículo de lucimiento para el actor neoyorquino. Esta vez interpreta a Angelo Manglehorn, un cerrajero en la época final de su vida, cuya única relación estable y placentera parece ser con su gato, al que la pérdida de un amor de juventud provocó un bloqueo emocional que intentará superar.
Sus vínculos con los humanos se limitan a su hijo con el que tiene una relación problemática (Chris Messina), un antiguo protegido del que se siente inexplicablemente orgulloso (Harmony Korine) y una amable empleada de banca (Holly Hunter). Y poco más es ‘Manglehorn’. Una película honesta, humana, sencilla, pero muy pequeña, focalizada exclusivamente en el conflicto de su protagonista, lo que facilita el lucimiento de Al Pacino, pero limita su alcance y su pegada.
Pero como decía, cuando menos nos lo esperábamos, ha tenido que aparecer el italiano Saverio Costanzo, cuya filmografía anterior nos hacía temer lo peor, con ‘Hungry Hearts’ a animar la sección principal del festival. Protagonizada por Adam Driver y Alba Rohrwacher, en un papel que la coloca ya entre las posibles ganadoras de la Copa Volpi a la mejor actriz, narra la historia de una pareja con distintas maneras de enfrentarse a su primer hijo sobre el que una vidente ha predicho que será especial, un aspecto que podría emparentarla con el cine fantástico y ‘La semilla del diablo’, pero cuyo planteamiento da lugar a situaciones no muy alejadas de la realidad.
Costanzo juega de forma notable con el cambio de géneros, pasando de forma fluida de la comedia romántica indie, al drama claustrofóbico a lo Polanski – apoyado por la planificación de las secuencias en el apartamento de la pareja – y hasta el terror en su parte final. Una prima lejana de ‘La semilla del diablo’, pero familia al fin y al cabo.
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