Un musical de mierda. Así, tal y como lo leen. De mierda. Pero de mierda de artista, es decir, de la buena. Porque si es de artista, seguramente vale más, porque todo lo que hacen los que se supone que son artistas vale más que lo que hacen el resto de mortales. Y esa mierda, la del artista, seguro que valdrá millones. Este fue el planteamiento del artista italiano Piero Manzoni en 1961 cuando decidió enlatar sus propios excrementos para venderlos a precio de oro, invitando a reflexionar a la sociedad acerca de lo que es arte y lo que no.
“La gente necesita reírse, está claro“, este ha sido el primer comentario que he escuchado una vez se ha bajado el telón, se han encendido las luces y hemos vuelto todos a la realidad. Durante más de dos horas, hemos viajado a Italia, hemos bailado y hemos reído con el escatológico texto de Ferran González y Joan Miquel Pérez. Público en pie y grandes aplausos para la nueva propuesta del equipo de “Pegados“, esta vez dirigidos por Alicia Serrat.
“Pegados” sorprendió por su surrealista argumento, por un texto ingenioso, divertido, mordaz y sin tapujos, por los histriónicos personajes a los que daba vida Gemma Martínez, por las “desconexiones” de los actores que de repente se separaban de su personajes y por la capacidad de ese joven equipo de crear un producto de calidad, fresco y original con tan pocos medios y llevarse dos Premios Max en el año 2011.
“Mierda de artista, el musical” se basa exactamente en la misma fórmula de “Pegados“, parte del mismo molde e incluso la disposición escénica es similar. Quizá sea ese el fallo o quién sabe si el acierto, a fin de hacer extensiva esa fórmula que tan buenos resultados les dio. Sorprenderá a aquellos que no disfrutaron de “Pegados“, a los que les resultará nueva esta propuesta, pero no a aquellos que ya conocen los “roles” de los actores -ya no de los personajes sino de los propios actores-, sus tics, las conversaciones pasadas de vueltas… Reconoceremos nuevamente a aquel pianista (Joan Miquel Pérez) que cantaba aquello de “Cae la noche en la ciudad” desde una esquina del escenario, que nuevamente nos acompaña y disfrutaremos de la interpretación de Gemma Martínez dando vida a Sofía, la excesiva representante de Manzoni.
Si bien en “Mierda de artista, el musical“, el resultado de los números musicales es más irregular, alternando entre algunos muy bien logrados a base de letras ingeniosas, cantadas sin ningún tipo de tapujo y otros más “normales”, el resultado final es un espectáculo entretenido, que recoge el guante crítico de Manzoni cuando quiere dejar entrever qué hay verdaderamente detrás de lo que algunos denominan “arte” -usando también la escenografía a modo de metáfora- y con buena factura escénica.
Tras el listón tan alto de “Pegados” no es que quien escribe esperara algo mejor, pero sí quizá algo diferente y nuevo de aquellos creadores que tanto le sorprendieron en su día. Capacidad creativa e imaginación está claro que les sobra, de aquí mi extrañeza ante el empeño por amarrarse tanto a lo que ya les funcionó sin arriesgar ahora más allá de otro atrevido y escatológico argumento. De todos modos, en ningún caso mi intención es sancionar la repetición de una fórmula, sobretodo cuando la he vuelto a disfrutar. Y es más, ¿quién soy yo para decidir qué es y qué no es una obra de arte…? ¿Acaso no saboreamos un Gin Tonic aún conociendo ya su fórmula? Vayan a ver “Mierda de artista, el musical“, no se arrepentirán… sobretodo si lo que necesitan es reírse, porque lo corroboro… “la gente necesita reírse, está claro“.
Es pot veure a: Teatros del Canal
Text: Ferran González y Joan Miquel Pérez
Intèrprets: Ferrán González, Gemma Martínez, Xènia Reguant, Frank Capdet, Nanina Rosebud, Joan Miquel Pérez, Eloi López y Paco Weht.

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