No se lleven a engaño: pese a que lo que el título pueda insinuar, ésta no es ninguna historia erótica sobre una ninfa desnuda llamada Lulú, sino una sincera y conmovedora historia sobre una mujer corriente de cuarenta años, madre de dos hijos, que decide reinventarse a sí misma en un pueblo de la costa francesa. Un extraordinario cómic verité que confirma el buen hacer del autor de Los ignorantes.
El azar es “un bromista redomado”, nos dice Étienne Davodeau en su advertencia preliminar a la lectura de esta emocionante novela gráfica, un relato solar de transformación que en algo nos recuerda las ficciones sentimentales y mediterráneas de la cineasta Agnès Varda. Y es que, tal como pronostica su autor, son precisamente una serie de encuentros “casuales” –con la viajante comercial Solange, con el expresidiario “de buen corazón” Charles y sus extravagantes hermanos, con la valerosa y deslenguada jubilada Marthe…– los que marcarán un punto de inflexión vital en la errática y desdibujada trayectoria de Lulú, una extenuada madre de familia, que se presenta a la enésima e infructuosa entrevista para conseguir un trabajo que ni tan solo desea en realidad. A la salida, Lulú toma una inesperada decisión, sin apenas reflexionar: retrasar su regreso a casa, concederse una pausa para descansar de sus responsabilidades como madre, y sobre todo como esposa del desastroso y malcarado “niño grande” Tanguy. Poco a poco, Lulú empieza a descubrir por primera vez el sabor de la libertad, a vivir de una forma completamente distinta a los que sus familiares y amigos –todos los que creen conocerla bien– hubieran podido jamás imaginar. Precisamente son sus mejores amigos los encargados de relatarnos las peripecias de una Lulú que inicia el relato como una figura deprimida y tambaleante y que finalmente consigue “resucitar”, dando un inesperado volantazo a una vida dominada durante demasiado tiempo por las rutinas y el aburrimiento.
Tres años antes de presentar en Francia su excelente novela gráfica de vocación documental Los ignorantes (2011) –ya comentada desde La Finestra Digital–, Davodeau publicó la primera parte de las aventures y desventuras de la imaginaria Lulú, un retrato veraz de una mujer que decide desaparecer, que tendría continuación en un segundo volumen publicado en 2010. La historia de Lulú fue tan bien acogida en el país vecino que recientemente ha sido adaptada al cine por la realizadora Solveig Anspach. Ahora, con el buen gusto y cuidado habituales, ediciones La Cúpula compila ambas entregas del cómic original en un solo tomo que confirma la maestría del creador de Rural para emocionar al lector con una serie de “historias mínimas” de vocación verité, que se disfrutan como pequeños “cuentos morales” (en el sentido que le daba al término el cineasta Eric Rohmer), marcados por el paso de las estaciones, los bellos paisajes de provincias, los personajes de vidas poco o nada heroicas, y un humor soterrado que el autor combina con delicadeza con una evidente conciencia social. Antes, Davodeau ya había ensayado parecida fórmula magistral en la inusual (y magnífica) road-movie Le Constat (1996) o en Quelques jours avec un menteur (1997), la divertida crónica del estrambótico viaje de vacaciones de un grupo de amigos treintañeros. Lulú, mujer desnuda confirma algo que la lectura de obras como Los ignorantes o Rural ya nos había hecho sospechar: Davodeau es uno de los grandes narradores actuales de una nuevo “naturalismo francés” que entronca con el espíritu iniciático de cineastas como Rohmer, Varda o el más reciente Laurent Cantet, y que encuentra en la novela gráfica el medio ideal para arrebatar al lector con una serie de crónicas que combinan con talento ficción y documental, testimonio e imaginación. Háganme caso y no se pierdan la huida y transfiguración de la simpar Lulú, una mujer del todo “normal” que termina revelándose como un ser extraordinario, de desarmante humanidad.
Editorial: La Cúpula
ISBN: 9788415724599
Páginas: 164
Precio: 24,50 €
Guión: Étienne Davodeau
Dibujo: Étienne Davodeau

Hacer Comentario