Tiempo de Canicas
8Nota Final

De la imaginación y el arte de los hermanos Hernández han salido algunas de las obras más importantes del cómic moderno. Desde que en 1982 crearan el todavía vivo “Love & Rockets”, no han dejado de sorprendernos, juntos o por separado. Ahora La Cúpula publica una de las últimas creaciones de Beto, “Tiempo de Canicas”, y la curiosidad por degustar sus páginas no puede ser más grande. Teniendo como principal referente su saga del Palomar, y sin poder obviar sus vaivenes entre géneros más bien oscuros, no deja de asombrarnos leer eso de “La primera obra semiautobiográfica del aplaudido Beto Hernandez” en la contraportada de “Tiempo de Canicas”, pero sobretodo de que esta se centre únicamente en el periodo de la infancia.

Ahora es cuando se espera que os haga un poco de sinopsis del cómic, pero la cosa se quedaría en algo tan pobre como: tres hermanos (y sus amigos) juegan, charlan y experimentan. No parece gran cosa, pero es lo que hay, aunque está claro que siempre se puede adornar un poco, tal y como lo hace la sinopsis que acompaña el trabajo de Beto, hablando de niños que se preguntan si un día les gustará ser mayores en un mundo loco, loco, loco de los adultos, que viven arrebatos de euforia, se pelean, otean la sexualidad que estar por venir, celebran el tiempo de amistad y comparten cromos, tebeos, G.I.Joes, dibujos animados y un puñado de canicas de las de tréboles, nácar y galaxias.

Pero más allá de explicarnos una historia lo que consigue Beto es transmitirnos sus recuerdos para que los sintamos con él. Consigue que recuperamos nuestros propios recuerdos, y no aquellos que pueden ser retratados con una fotografía, ni las batallitas que pueden explicarte tus padres o abuelos. No. La recuperación de memoria afecta a otra parte del cerebro, a la parte donde se guardan las sensaciones, allí donde Beto nos ha clavado su pluma para que volvamos a sentirnos como en nuestros años mozos.

Viñetas de "Tiempo de Canicas" de Beto Hernández

Memoria sensorial que Beto consigue gracias a su gran habilidad para retratar esos momentos de la infancia en apariencia insignificantes pero que resumen a la perfección el modo de ver las cosas, de experimentar, de reaccionar, de sentir en ese periodo de la vida en que todo es nuevo, extraño y a la vez natural. Algo que no resulta fácil de plasmar, y que Beto lo consigue gracias principalmente a su estructura limpia y definida (tanto como su dibujo) que alberga puñados de saltos temporales, y un ritmo que se toma sus momentos para respirar y hace detenernos en la sensación.

Más allá de retratar ese momento concreto de su existencia, Beto Hernandez consigue además recrear el momento histórico en que ésta tuvo lugar. Aquí es donde la atención que pone Beto en las referencias culturales explota en forma de pequeños detalles que configuran seguramente la parte más autobiográfica del cómic: los cromos, la música, la TV y los cómics que rodearon la infancia de Beto allá en los años 60, y que en buena parte hicieron de Beto el artista que hoy admiramos.


Editorial: La Cúpula
ISBN: 9788415724575
Páginas: 148
Precio: 18,50 €
Guión: Beto Hernández
Dibujo: Beto Hernández

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