Hace tres años Katy B irrumpía en la escena londinense con la intención de quedarse, pero seguramente no esperaba que su primer disco (“On A Mission”) llegaría a convertirse en el segundo disco más vendido del momento, justo por detrás de Adele. Su apuesta recuperaba sonidos que habían hecho de Londres uno de los grandes proveedores de la música de baile a finales de la década de los noventa, de la mano de creadores como Artful Dodger o Dizee Rascal. El garage, el grime, el dubstep o el funky house, son algunos de los ritmos que años más tarde Katy B difundiría a través de las radios piratas y que sin quererlo se convertirían en precursores de esa nueva ola que rápidamente está redefiniendo el pop británico. Ahí están Jessie Ware, Disclosure, Rudimental o AlunaGeorge, haciendo de esa ola un auténtico maremoto.
Sería fácil imaginarse a Katy B como una surfista experimentada y pensar en “Little Red” como una nueva tabla para surcar cómodamente esas olas que tan bien conoce. Pero sin embargo la realidad es otra. El maremoto evoluciona a velocidades extremas y su nueva tabla no sólo debía hacerse con las olas sino también dominarlas.
Para “Little Red” amplía miras y se hace rodear de una variada colección de productores en la búsqueda de ese nuevo sonido que la redefina, contando de nuevo con su habitual George “Geeneus” Warren e incorporando nombres como los de The Invisible Men (creadores de hits para Jessie J, Rita Ora o Iggy Azalea), de Fraser T. Smith (que también ha trabajado para Adele), M.J.Cole (toda una leyenda del house) o de Guy Chambers, artífice de algunos de los mayores éxitos de Robbie Williams y, precisamente, del sencillo que ha precedido la publicación del álbum y que se ha convertido en toda una declaración de intenciones: “Crying For No Reason”, dónde lo vocal y lo orquestal toman la riendas de un tema de cuidada producción electrónica.
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Canciones como “All My Lovin”, “Tumbling Down” o “Sapphire Blue” consiguen aunar con medios tiempos, arreglos orquestales y cierta exuberancia la nueva faceta más vocal de Katy B con el jolgorio rítmico que la caracterizaba, aunque en ocasiones sus ansías por encontrar esa posición media hace que el resultado nos deje a medias, como en el caso de “Emotions” o “Still”.
Sin embargo destaca una primera parte del disco donde su vertiente más bailable se deja abrazar por ritmos más house: “Next Thing” y “5 AM” son una virguería. Atrás quedan ritmos más garage y 2step, que pese a tener su espacio en el disco con magníficos bonus tracks como “Blue Eyes” o “Wicked Love”, han perdido la vigencia que tenían hace tres años.
Pese a que “Little Red” no es la mejor tabla con la que ha surfeado Katy B, la verdad es que le ha permitido mantenerse en pie y con la cabeza bien alta (número uno en ventas) en ese maremoto musical británico.
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