Las Naves del Español acogen hasta el próximo 2 de febrero “Tierra de Nadie”, la obra maestra de Harold Pinter, en una producción del Teatro Nacional de Catalunya. Un encuentro nocturno entre dos viejos amigos durante una alcoholizada -y desmemoriada- noche pone sobre el escenario las miserias y vivencias que los han situado en tierra de nadie, su particular destino vital.
Obra maestra y seguramente la más compleja de Harold Pinter, por la que Xavier Albertí apostó el pasado otoño tras ser nombrado nuevo director del Teatro Nacional de Catalunya. Se trata de un texto sublime, complejo en algunos momentos, cargado de reflexiones, también de poética y retórica y que precisa del público grandes dotes de atención,
La historia parte de un reencuentro, el de dos viejos amigos en un bar. No desvelaremos su conexión ni tampoco su pasado, misterio que se conoce a lo largo de la noche, que les sitúa en polos contrapuestos y fácilmente intercambiables. Uno se encuentra en la cumbre del reconocimiento (Josep Maria Pou), mientras que el otro es víctima de un naufragio vital (Lluis Homar). Les acompañan dos mayordomos (David Selvas y Ramon Pujol), quienes rechazan al personaje fracasado que interpreta Lluis Homar cuando se ven amenazados por su presencia.
Los cuatro intérpretes se constituyen en cuatro pilares. Destaca la creación de Lluis Homar, sublime en cada minuto, genial especialmente en una escena en que Albertí le situa de rodillas ante el personaje de Josep María Pou. Tanto Homar como Pou siguen y seguirán siendo durante mucho tiempo maestros de escena, intensos a cada segundo, invadidos por sus personajes en actitud y sentimiento. Les acompaña Ramon Pujol, joven actor técnicamente impecable, que se transforma con cada uno de sus personajes y que nuevamente podemos decir que está fantástico sobre el escenario. Por su parte, un panzudo David Selvas resuelve bien el personaje aunque quizá acuse cierta irregularidad durante el transcurso de la obra.
La escenografía es meticulosa sin ser cargada. El espacio es amplio y gira alrededor de un mueble bar al que se agarran todos los personajes, en especial el personaje de Josep María Pou. La iluminación cobra también especial importancia, determinante en los momentos de lucidez y perdición de los personajes. El público se sitúa a ambos lados del escenario, con la dificultad que ello conlleva a efectos de visibilidad. No hay duda que Albertí es un director arriesgado, que no se contenta con poco y que en su nueva etapa como nuevo director del TNC se ha propuesto dejar huella.
Es pot veure a: Naves del Español
Text: Harold Pinter
Intèrprets: Josep María Pou, Lluis Homar, Ramon Pujol y David Selvas.

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