Hoy he empezado a escucharlos, de atrás hacia delante, como si hubiera querido dejarme perder en una aparente lógica desconocida por mi proprio instinto. Lo primero que reconozco es que su último álbum “Coexist” se desarrolla como el latir del corazón. Un silencio que apenas es audible por las emociones. Ese latir de batidas suaves y constantes, demuestran una vida más allá de la sonoridad, de la vulgar vivencia.
Busca una inquietud que tenemos detrás de nuestro sentir, en el lado más emocional, más introspectivo. “Coexist” es la segunda parte de una historia que puede que nunca termine, es también una primera parte y puede que sea un final de algo que buscamos e irremediablemente nunca encontramos.
He escuchado a The XX cientos de veces, por la mañana, por la tarde, camino del trabajo, bajo las estrellas, de compras en el supermercado o, como ahora, sentado en el sofá. Estamos los tres: el silencio, yo y el vinilo que da vueltas y vueltas. De los altavoces sale un sonido muy cuidado, una batida constante y soberbia, una banda sonora del lado más exquisito de los sentimientos.
El trío formado por Romy, Oliver y Jamie (Jamie xx) revolucionó el indie en 2009 con un disco de un cuidado apabullante (XX), con melodías que se relacionaban con los cinco sentidos de forma casi mágica. Se presentaron como unos tíos oscuros y muy comprometidos con el mensaje que querían divulgar. “VCR” y “Crystalised” ya forman parte de ese grupo de canciones que tenemos en la banda sonora de nuestras vidas.
Desde entonces todo el mundo tenía la mirada puesta en ellos y tres años después vuelven como se esperaba para dar continuidad a un proyecto arriesgado, genuino, completo, minimalista, humano. Y si en el primer trabajo no hacia falta que la voz quitara protagonismo a las emociones, en “Coexist” la voz asume un papel primordial. Esa inquietud que resulta del diálogo entre Romy y Jamie pone a cualquier insensible la piel de gallina.
“Angels”, ya bastante conocida por todos, es el primer single que ha salido para tranquilizar a los más ansiosos. Es un reflejo de sus sombras, un reflejo de lo que fue su primer álbum, un reflejo entre el amor y la devoción. Con “Fiction” todo vuelve a la normalidad, la tercera canción del disco es la armonía de una agresividad sonora muy marcada por el ritmo de ese latir del corazón. “Swept away” otra obra de arte, es una llamada de ayuda a nuestro inconsciente, (I get swept away when I think of you / take me to that place your words control my moves), un tema con una estructura muy marcada por el primer álbum, que apenas se diferencia por el dialogo constante entre los dos movido por impulsos más electrónicos. Si la escuchas por primera vez te parece bastante vulgar, pero si te acercas más el oído puede que se sorprenda.
Como “Try” en la que han conseguido una simple demostración de que nada en esta vida se consigue sin intentarlo. Más todavía si hablamos del amor, que no es más que una enfermedad con la cual no podemos dejar de vivir, que por ella lo intentamos veces sin cuenta para (como esta misma canción) que acabe antes del tiempo, una quiebra de guitarra que no se entiende, una ruptura que nunca termina como queremos. “Our Song”, una tensión que revela una intimidad tan grande entre los dos vocalistas que si no hubieran sido amigos de longa data diría que la persona que canta es la misma.
Esta es la realidad y eso es lo que dicen The XX con “Coexist”. Han enseñado su razón de ser. No nos traen nada nuevo, eso ya lo hicieron en 2009, ahora la historia continua y todos quieren saber de qué va. Una aventura que penetra en el terreno pantanoso de las emociones, las raíces de un paradigma que perdurará en los años.
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