A principios de la década del 2000, Kim Ki-Duk gracias a su talento y su productividad (rodó 8 películas en 5 años) se convirtió en un habitual en los principales festivales del mundo y sus palmareses. Por eso sorprendió, su ‘desaparición’ de los certámenes internacionales a partir del 2008, pero es que como se supo más tarde, una crisis personal le impedía seguir con su actividad.
Su vuelta se produjo en la Quincena de Realizadores de Cannes de 2011 donde presentó ‘Arirang’, un documental sobre su crisis que se llevó un premio. Y también en el Festival de San Sebastián del mismo año con la polémica ‘Amén’, en un producto en el que si bien se podía ver algo de su talento, parecía más parte de su ‘terapia’ que una película concebida para estrenarse comercialmente.
Con ‘Pietá’, que ha presentado en la Mostra, se produce su vuelta ‘en serio’ y en el festival en el que ganó el Léon de Oro de 2004 con ‘Hierro 3’.
‘Pietá’ es una historia de odio y de venganza al límite, tan extrema y tan excesiva que sólo un director con el talento narrativo del coreano es capaz de llevar a buen puerto. Cuenta la historia de un cobrador de deudas de pequeños prestamistas medio mafiosos que se dedica a extorsionar por métodos más que cuestionables a los morosos. Alguien incapaz de sentir ningún tipo de empatía por las personas a las que amenaza. Pero todo cambia el día en el que aparece una mujer diciendo que es su madre.
La película recibió una cerrada ovación al finalizar la proyección y una segunda cuando apareció el nombre de su director en los títulos de crédito.
‘Linhas de Wellington’ es el proyecto en el que estaba trabajando el chileno Raúl Ruiz cuando murió en el verano de 2011. Valeria Sarmiento, su esposa y montadora habitual, retomó el proyecto que ha dado lugar a esta película de 151 minutos y a una serie que se podrá ver en el Festival de San Sebastián.
La película cuenta el día a día de una serie de personajes a principios del siglo XIX, en el intervalo de tiempo entre dos batallas del intento de invasión de Portugal por las tropas napoleónicas. Por lo tanto, apenas hay cañonazos, disparos o peleas. Ni se echan de menos. Lo que cuenta la directora chilena, con un estilo muy cercano al de su marido, son las relaciones entre estos personajes (militares ingleses incluido el propio General Wellington, soldados y nobles portugueses, tropas francesas…) y cómo les afecta la situación de guerra. Sus pequeñas historias y su evolución hasta confluir en la media hora final, contadas a través de un refinado trabajo de cámara, si bien se notan ciertos vacíos en algunas subtramas y personajes derivados del material que se ha quedado en la sala de montaje en esta versión reducida presentada en Venecia.
Tras la visita de Zac Efron que concursó con ‘At Any Price’, sorprende ver a su compañera de aventuras en ‘High School Musical’, Vanesa Hudgens y a otra estrella del mundo Disney, Selena Gómez, con una película a concurso. Lo ha hecho Harmony Korine en ‘Spring Breakers’, una vuelta de tuerca en clave de parodia a las películas de fiestas de adolescentes a ritmo de videoclip y estética MTV psicodélica, con influencias del cuento de caperucita roja y el grindhouse de Tarantino.
Drogas, sexo, violencia y música techno a todo trapo. Porque ‘Spring Breakers’ no es una película recomendada para el público que las sigue en sus programas Disney. La gran habilidad de Korine es conseguir contar su historia de hora y media y mezclar todos estos elementos, utilizando formas concebidas para los videoclips que raramente superan los cinco minutos. Destaca especialmente la interpretación de James Franco y su versión del ‘Everytime’ de Britney Spears.
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