Ayer sábado fue el último día grande del Primavera Sound, un día con un cartel bastante prometedor que podría rivalizar con el del viernes anterior. Un dato lo tenemos claro, ayer la organización preveía en esta edición una asistencia de más de 120.000 personas, creo que lo ha superado este mismo sábado. El de ayer también fue un día marcado por la final de la Champions.
Entre los finalistas estaba el Barça, y por lo tanto la organización, sensible a la magnitud de este evento, cambió el horario de algunos de los conciertos más relevantes y dejó disponible el escenario Levante con tres pantallas gigantes para que los aficionados de ambos equipos pudiesen seguir la final.
Pero la música, por su carácter único y autentico disipó al fútbol de una forma arrebatadora. Por eso hablemos de música, Rubik era una de mis grandes apuestas del festival, tocaban en un escenario pequeño, el Vice o formalmente el Jagermeister Vice, a las 20h30. La formación Finlandesa era uno de esos grupos a los que escuche durante semanas y llegaron a gustarme en una medida bastante contenida. Eso sí, decidí que era uno de los conciertos de este Primavera Sound que no me quería perder. Menos mal, porque fue la primera gran sorpresa de la noche. Ayer desprendieron energía, color, alegría y muy buena música. No pararon ni un segundo y por supuesto consiguieron que esos temas que eran buenos, se convirtiesen en espectaculares y que el público se entregase al máximo.
Nos presentaron “Solar”, grabado el verano pasado en Helsinki, un disco mezclado por Ben Allen (Animal Collective, Deerhunter, Gnarls Barkley). Ayer esa formación de siete tíos fabricaron folk, rock, mezcla de instrumentos: teclados, guitarras, trombón, clarinete, percusiones varias; mezcla que nos podría recordar a Arcade Fire o Death Cab For Cutie, salvando las distancias. Una irrepetible sensación de pequeños sonidos que en conjunto y conjuntados creaban una armonía propia de una orquesta de música. Estuvieron francamente muy bien.
Llegaba la hora del partido y mucha gente, tanto aficionados del Manchester como del Barça peregrinaban hacia el escenario Levante. Al pasar vi una marea de gente sentada, mientras en el escenario ATP tocaban los Money Mark, en directo un cancionero que entrelazó funk, jazz, hip hop, folk y hasta música latina y afrocubana, donde tocaron temas de los trabajos más destacados como el álbum “Change is Coming” y “Brand New by Tomorrow”.
A las 22:30h llegaba por fin el concierto más esperado de la noche: PJ Harvey tocaba en el escenario San Miguel. La última vez que había visto a PJ Harvey fue en 2003, en el Festival Paredes de Coura en Portugal y jamás olvidaré ese aire de roquera con que subió al escenario y cantaba “Good Fortune” o “This Mess We’re in”, con una intensidad de mujer dura que nos dejó asombrados a todos.
Pero las personas cambian y han pasado 8 años desde entonces. Polly Jean ha cambiado y ayer ofreció un concierto marcado por la opción más folk de sus últimos trabajos, sobre todo el reciente “Let England Shake“, pero siempre irresistible cuando se colgaba la guitarra. La seguridad vocal de esta ya cuarentona le da la capacidad de salir airosa de cualquier incursión y en cualquier escenario, ya requiera la garra de sus temas más áridos del tipo “To Bring You Me Love“, como las florituras un punto letárgicas de “The Words That Maketh Murder” o “White Chalk“. Presidió el escenario disfrazada de diosa vestida de blanco y con un arnés de tela que constreñía su pecho y que dibujaba su feminidad.

Foto: Primavera Sound – Inma Varandela
Entregada a la sonoridad entre ancestral y vanguardista del autoharpa, la de Dorset fue soltando las canciones de su último disco a un ritmo muy espiritual. Perfectamente compenetrada con sus músicos-compinches, Mick Harvey y John Parish, Harvey consiguió con furia calmada hipnotizar a los que allí estaban creando dos sentimientos comunes entre el público, espanto y entusiasmo. Fue un viaje de música bien hecha, bien tocada, con himnos a corear, como fue el caso de “Big Exit’”. Después de ese reencuentro, al final puedo concluir que PJ Harvey ha cambiado definitivamente la guitarra guerrera por esa autoharpa inocente.
Otro concierto de la noche que prometía era el de Mogwai. En el escenario Levante tocaba la banda que es uno de los grandes dentro del post-punk o rock experimental, de los pocos grupos que sigue en pie después de largos años de batalla. Desde su primer disco en el año 1997 con “Ten Rapid”, los de Glasgow llegaban a Barcelona con un buen catalogo de discos en su maleta y con el nuevo “Hardcore Will Never Die, But You Will” que publicaron el 14 de Febrero. Ayer hubo brote de música instrumental, que contempla los gustos más exquisitos, más minoritarios, como si de una banda de Jazz se tratase, 5 tíos construyendo música de una forma intensa.
Los encargados de cerrar con llave el escenario grande, el San Miguel fueron los gamberros Animal Collective. Este cuarteto de artistas de este siglo demostró que no son uno de los grupos del momento por casualidad y ofrecieron una actuación en la que parecían más preocupados por mantener ese halo de estrellas de lo excéntrico que de satisfacer a una masa ansiosa por escuchar sus canciones más populares.
Animal Collective no solo consiguieron abrir las puertas a un nuevo panorama sonoro, sino que lo han hecho convirtiéndose en uno de los nombres indispensables de la música contemporánea. Pero tras media hora de actuación, la gente dudaba entre bailar o estar estáticos escuchando lo que salía del escenario. Hubo ritmo, pero esa armonía que nos conquista por dentro faltó, y al final la gente se iba marchando hacia otros escenarios donde tocaba por ejemplo DJ Shadow, la noche había sido larga y todos querrían aprovechar al máximo el ultimo gran día de la edición de 2011.
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