Me habían propuesto este concierto como una oferta irrecusable y no podía decir no. Pues así fue; tenía apenas cuatro datos, los conocí cuando aterrizaron hace medio año en el Primavera Sound, tenían apenas un albúm – The Drums y sonaban a ese indie-pop crudo (que algunos llaman Post-punk) donde los estribillos son el alma de las canciones. Ahora, las entradas para su directo estaban agotadas.
El concierto empezó tarde, a las 22h y algo, era sábado y como todos los s ábados las horas y los minutos dejan de tener mucho sentido para quien se puede librar de la rutina. La Sala 2 del Razzmatazz estaba compuesta por una mezcla muy interesante. Había las dos caras de la moneda, los seguidores de las épocas doradas de Joy Division o the Smiths y por otro lado los que representaban ese sueño de adolescente, los veinteañeros que entienden muy bien el mensaje que quiere transmitir The Drums.
La primera en sonar fue “Best Friend“. Jonathan Pierce sale disparado del back stage, como si estuviera saliendo justo de otro concierto. Su forma tan peculiar de sentir la música y transmitirla al público lo hace un ser extremadamente cómico. Luciendo una chaqueta de fútbol americano muy a la medida de su look, convertido en un Ian Curtis adolescente y despreocupado, mientras que Jacob Graham (guitarra) se entretenía en bailes tan elásticos como sus propios punteos.
Había buen rollo, no en vano el eterno verano es un sentimiento que todos tenemos alguna vez en nuestras vidas. Como decía una vez Jonathan “Solo escribimos sobre dos sentimientos: uno es el primer día de verano cuando tú y todos tus amigos estáis de pie al borde del acantilado viendo la puesta de sol, abrumados por vuestros pensamientos, sueños y esperanzas. El otro es cuando estas caminando solo bajo la lluvia y te das cuenta de que estarás solo para siempre“. Así se presentan The Drums.
Estos chicos provenientes de Florida, afincados en Nueva York, representan el verano eterno, apostando por una visión post-adolescente de la vida. Esta noche han tocado singles tan potentes como ‘Forever And Ever, Amen’, ‘Me And The Moon’, ‘Skippin Town’ y ‘Book Of Stories’. The Drums pudo haber ofrecido un gran concierto, pero su presentación en Barcelona se quedó un poco destilada. Principalmente por un sonido manifiestamente mejorable que provocó que Jonathan Pierce no domase el micro. De hecho creo que lo ha dejado destrozado con esa peculiar coreografia cuyo proprio micro era uno de los elementos principales, de modo que “Best friend” arrancó de forma tibia y en “Submarine” y “Book of stories” su voz apenas llegó de forma intermitente.
Pero a pesar de todo, y por mucho que todavía tengan que afinar su directo, la música de estos cuatro chicos de Nueva York tiene un contagioso encanto, diría una banda que predica la alegría de vivir pop. No se trata sólo de que “Let’s go surfing” (su tema más famoso para el que se inspiraron en el presidente de Estados Unidos, Barack Obama) fuera coreada de forma entusiasta por los fans como lo han hecho hoy, sino que, “Me and the moon” y “I need fun in my life”, han demostrado la verdadera identidad del grupo: son jóvenes como la mayoría de sus fans.
Tengo muchas ganas de verlos hacerse mayores pues han recuperando ese glorioso poder de los estribillos pegadizos, las canciones esqueléticas y fibrosas sobre el verano más triste. Baladas como “Down by the Water“, el tercer y último tema del encore, no son para escuchar cuando el sol se haya escondido, aunque después de una hora frenéticamente larga, ya había llegado la noche cuando salimos del Razzmatazz.
Setlist:
1. Best Friend
2. Submarine
3. Book of stories
4. I felt stupid
5. Make you mine
6. Let's go surfing
7. Me and the moon
8. I need fun in my life
9. Don't be a jerk, Johnny
10. Forever and Ever, Amen
11. Baby, that's not the point
12. The Future
Bisos
13. It will all end in tears
14. Skippin' Town
15. Down by the water

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